Es uno de los símbolos de Iquique, sus amplias casonas de estilo georgiano y sus veredas de madera han hecho del Paseo Baquedano uno de los lugares preferidos para iquiqueños y turistas.

Pero pese a ser un lugar único en el país, está sometido a constantes riesgos, tanto por los robos, ingresos de personas en situación de calle a sus antejardines y los incendios, que cada cierto tiempo destruyen algún inmueble.

No cabe duda que se trata de un sitio muy importante para el patrimonio regional y que fue parte del ciclo de oro de la producción del salitre en la Región de Tarapacá, pero que hasta ahora no ha tenido el resguardo necesario por parte de las autoridades locales y sus residentes .

Actualmente, el sector además está siendo ocupado por locales nocturnos y restaurantes, que si bien han permitido dar vida al lugar, por otro también generan un riesgo adicional ante nuevos daños si no se regula y fiscaliza de forma adecuada.

Tras dos décadas desde que el exalcalde Jorge Soria transformara la ex calle Baquedano en un paseo, el sector carece de una protección adecuada, pese a que transversalmente se habla de su importancia para la ciudad.

Urge que se genere una red multisectorial que permita su protección, como también su mejoramiento, ya que existen varios sectores que están muy desgastados y donde el trabajo municipal se ve sobrepasado.

Se requiere una mesa intersectorial y que incluso pueden integrar el mundo privado y las universidades, con el fin de apoyar una renovación general del paseo y también a los propietarios que no cuenten con los recursos para reforzar la seguridad ante incendios en las propiedades.

Pese a los daños continuos a este patrimonio regional y nacional, aún es tiempo de hacer lo necesario para evitar que se siga deteriorando y seguir proyectando esta zona típica, que le puede entregar mucho más a la actividad turística local.

Es necesario pasar de las palabras y los sentimientos, cada vez que un incendio afecta al paseo Baquedano y otros edificios patrimoniales de Iquique, a las acciones.

"Se requiere una mesa intersectorial y que incluso pueden integrar el mundo privado y las universidades".

He considerado relevante incluir en esta columna, al menos mensualmente, la biografía de algún personaje que, por el paso del tiempo y la velocidad de la vida contemporánea, lo hemos olvidado. En esta ocasión he querido rescatar de los empolvados archivos a Matías de la Fuente Palacios. Matías habría nacido en Pica en 1766, hijo de Francisco de la Fuente y Micaela Palacios Yrusta de Aguilar. Era bisnieto nada menos que de José Basilio de la Fuente Haro y Loayza, el minero más prominente de Huantajaya.

El nombre de Matías aparece en la historiografía nacional por dos razones. La primera dice relación con un viaje que habría realizado a Cochabamba para entrevistarse con el sabio alemán Tadeo Haenke, quien le habría entregado la fórmula que permitía transformar el nitrato sódico en nitrato potásico, fundamental para la fabricación de la pólvora. Los historiadores Roberto Hernández y Óscar Bermúdez se refieren a este suceso. La segunda referencia la proporciona el historiador Diego Barros Arana, precisamente debido a una fábrica de pólvora que Matías junto a su socio, Sebastián de Ugarriza, habían instalado en caleta Tumbes, localizada en las proximidades de Talcahuano, en la región de Concepción, alrededor de 1809. Cabe indicar que tanto Matías, como Sebastián, habían sido mineros de Huantajaya.

El interés de Barros Arana por la fábrica de pólvora se debe a que Matías abastecía a las fuerzas militares realistas y, por lo mismo, fue destruida por los patriotas al mando de José Miguel Carrera. Un dato interesante es que el salitre empleado por Matías para ese propósito provenía de Negreiros, uno de los primeros cantones salitreros de Tarapacá. Es importante señalar que Matías no fue solo un comerciante que simpatizaba con los realistas, sino también un militar que ocupó altos cargos en ese periodo convulso hasta 1819. A partir de 1820 se encuentra en España.

Matías de la Fuente dejó una importante herencia a su esposa María Roso y a su hija Jacinta, solo en Tarapacá dicha herencia incluía la hacienda viñatera El Sauque en Matilla, un sitio y una casa vieja en Pica, y la oficina Trinidad. Jacinta se casó con Joaquín Medina, cuyos hijos se llamaban Joaquín y Agustina. En 1855, en Santiago, Jacinta de la Fuente presentó al Congreso Nacional una solicitud de compensación pecuniaria por la destrucción de la mentada fábrica de pólvora de Tumbes, recibiendo $2.000 en compensación.

"Matías no fue solo un comerciante que simpatizaba con los realistas".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia

Pese a que el municipio generan un plan de limpieza de las veredas del centro, estas no tienen gran efecto si las personas insisten en botar todo tipo de basura que manchan las baldosas.

¿5G?

Aunque las compañías telefónicas venden el 5G como un servicio disponible en el país, lo cierto es que muy pocos lugares cuentan con este tipo de señal y la mayoría de las zonas están incluso muy saturadas y muchas veces la señal ni siquiera permite una llamada.

Transporte

Es clave que se mejore el sistema de transportes de Alto Hospicio, con buenos recorridos, formalizados y con seguridad para conductores y pasajeros. La comuna está marcada por el problema de conectividad y es algo que deriva en otras problemáticas.