Ley de Convivencia Vial
En noviembre de 2018 entró en vigencia la Ley de Convivencia Vial, normativa que apuntó a generar una posición de igualdad a todos los modos de transporte, ya sea vehículos motorizados, bicicletas, peatones, motociclistas, entre otros.
Esto, porque según explica la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset), la mitad de los fallecidos en siniestros viales corresponde a los usuarios más vulnerables, es decir, peatones, ciclistas y motociclistas.
En ese contexto, "se dictaron dos reglamentos: una actualización al Manual de Señalización de Tránsito que entró en vigencia el 10 de marzo 2021, en donde, entre otras materias, se incorporaron 16 nuevas señales de tránsito, y un reglamento de ciclovías y elementos de seguridad de ciclos y ocupantes de estos".
A cuatro años de la Ley se han visto avances, sin embargo, también queda de manifiesto que todavía hay mucho por hacer, sobre todo en materia de fiscalización, ya que aún es frecuente encontrarse con situaciones que se alejan de la normativa y constituyen riesgo para la vida de las personas.
Hoy por hoy se visualizan carencias tanto en lo individual como en el rol que deben desempeñar los organismos públicos ligados al tema. Por ejemplo, no todos los ciclistas utilizan los accesorios de seguridad exigidos y qué decir de los motociclistas, quienes sobre todo luego del fuerte aumento de los servicios de delivery, han sido sorprendidos infringiendo las normativas de tránsito.
Por otra parte, en lo público todavía se presenta déficit respecto a la implementación de las ciclovías, pese a que los municipios contaban con tres años para actualizar sus estándares. En el plano regional, por ejemplo, poco se ha avanza y actualmente la única vía que se acerca a las exigencias es la que se extiende por la costanera.
Otro aspecto que sin duda necesitas mejoras, es la educación de los ciudadanos, toda vez que siguen comentiéndose infracciones, incluso aquellas básicas, como no respetar los cruces peatonales, las zonas de aparcamiento, la velocidad máxima, entre muchas otras.
Con todo, para que la ley tenga sentido, es necesario que efectivamente se fiscalice su cumplimiento y se siga educando.
"A cuatro años de la Ley se han visto avances, sin embargo, también queda de manifiesto que todavía hay mucho por hacer".