Hace al menos cuatro años se anunció la construcción de un nuevo terminal rodoviario para Iquique. Corría 2018 y a través de distintas notas de prensa el municipio informaba que un equipo de profesionales trabajaba en una iniciativa que ya contaba con un financiamiento de $150 millones para realizar los primeros estudios de diseño y localización.

La ambiciosa y necesaria iniciativa buscaba no solo la edificación de un terminal de buses, sino que la implementación de una estación intermodal que permitiera albergar, además, a otros medios de transporte que permitieran a los usuarios desplazarse por la ciudad. Incluso, se hablaba de pasar de los actuales ocho andenes del vetusto recinto de calle Patricio Lynch a uno de 35, con un edificio de cuatro niveles, patio de comida, locales comerciales, pasarelas, entre otros.

Hoy, a pocas semanas de terminar 2022, nada se ha concretado. Ni siquiera existe claridad respecto al lugar dónde se debe levantar el recinto. En consecuencia, el actual terminal de buses continúa recibiendo a miles de turistas que a su llegada no se encuentran precisamente con la mejor cara de la ciudad turística más importante del Norte Grande.

Por estos días se informó la posibilidad de edificar el recinto en el mismo sector donde se emplaza el actual terminal y que ya se estarían realizando gestiones con la Seremi de Vivienda y Urbanismo para conseguir el terreno.

No obstante, mientras eso suceda, es importante que al menos se avance en mejorar las instalaciones del actual terminal y sobre todo de su entorno, las que no cumplen con el mínimo estándar en cuanto a infraestructura y seguridad.

Con todo, es impresentable que una región que apunta a convertirse incluso en un destino turístico internacional y que cuenta con privilegiados atractivos tanto en la zona costera como en el interior, incluyendo un patrimonio cultural riquísimo, siga sin un recinto a la altura.

A medida que la vida retorna a la normalidad, es tiempo de agilizar los procesos y avanzar en obras que realmente generen impacto a mediano y largo plazo. Es importante aunar todos los esfuerzos.

"Es impresentable que una región que apunta a convertirse en un destino turístico internacional siga sin un recinto a la altura".

A pesar que el tema educativo en crisis viene registrándose en variados niveles académicos y de alerta, este aún no había sido dimensionado, mas lamentablemente se ha reaccionado ante los resultados a saber adversos. Entre ellos destaca la violencia escolar en la cual hay variados indicadores negativos a nivel nacional y, de ellos, algunos que han escalado en nuestra región, sumado a la deserción escolar o exclusión que ya se manifiesta en avance desde hace 10 años, según estudios del CIAE (U.de Chile) y ahora, aumenta desde etapa inicial hasta educación media. Un indicador de ello es el ausentismo escolar. Las cifras que entrega el Centro de Estudios (CEM) del Ministerio de Educación, refieren a 50.256 los que desertan solo del 2021 a 2022, sumándose a 227.000 que se han ido del sistema educativo del 2004 al 2021. En este sentido, el tema se advertía desde el mismo CEM el 2020 en el Informe Evidencias 52, editado en pandemia, en que situaba el problema, además, como la reacciones son lentas, hemos presenciado las consecuencias asociados hacia el 2021 y el 2022.

La emergencia escolar refiere a una alerta que viene desde economistas chilenos del centro de estudios Horizontal de octubre del 2022, en que señala la pérdida en pandemia de todo un año con el cierre de escuelas, segmentado en el promedio de 1,3 en el sector municipal, 0,9 en particular subvencionado y 0,4 en particular, afectando el desarrollo país.

A los problemas señalados, se aumentan las brechas de aprendizaje que son un problema estructural de la educación chilena, evidenciado en las mediciones estandarizadas (SIMCE y PSU), esta genera asimetrías de oportunidades a nivel individual, como colectivo de acuerdo a las unidades educativas mas vulneradas y genera frustración a la proyección futura de la y el estudiante.

Si bien el Mineduc ha desarrollado el programa Seamos Comunidad que se manifiesta de inmediato con apoyo de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat en esta región, ha sincerado cifras. Este esfuerzo debe ir acompañado de un Plan de Emergencia urgente que establezca diagnósticos focalizados por región, porque cada contexto es distinto hasta la propuesta de mejoramiento e implementación a la brevedad posible.

"A los problemas señalados, se aumentan las brechas de aprendizaje que son un problema estructural".

Patricio Rivera Olguín,, académico Unap

Si bien a veces funciona una limpiadora de aceras, lo cierto es que poco se ocupa o la mayoría de las veces pasa averiada. En la Plaza Prat, al piso le llora una buena limpieza, ya que ni la cocina de una "salchipapa" tiene tanta grasa.

Ambulantes

Los ambulantes siguen instalados en calle Tarapacá y dificultan el desplazamiento por el lugar. Urge un plan que permita por un lado despejar el sector y, por otro, establecer condiciones para que puedan trabajar respetando las reglas. La ciudad lo necesita.

Actividades

Las actividades culturales, deportivas y ciudadanas, en general, volvieron con todo. Muchas de ellas están recuperando los espacios públicos y permitiendo que los iquiqueños disfruten de la ciudad junto a las familias. Deben seguir potenciándose.