Nuestros niños: todos somos corresponsables
Los días previos a la Navidad es habitual que nos conectemos más con nuestras emociones. La familia adquiere el protagonismo que siempre deberíamos darle, recordamos a quienes han partido, a los que viven lejos y hacemos esfuerzos por mantener y perpetuar la magia que vemos en los ojos de nuestros niños mientras sueñan con la llegada del "Viejito Pascuero". Los ajetreos de los últimos días nos van haciendo olvidar que no todos viven estas fechas de la misma forma, que el trineo no llegará a todos los hogares y que muchos de nuestros niños se quedarán esperando.
Según el estudio "Nacer y crecer en pobreza y vulnerabilidad" realizado por la alianza para la erradicación de la pobreza infantil, Unicef y otros, cerca del 32% de los niños, niñas y adolescentes (NNA) de entre 0 y 17 años viven en hogares que no tienen lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas; 220 mil niños trabajan; 700 mil no tienen cama propia; 187 mil están fuera del sistema escolar; 7 mil han sido ingresados a residencias principalmente por abandono o inhabilidad de sus padres. Son, en definitiva, miles de niños, niñas y adolescentes vulnerados.
Cuando hablamos de vulneración de sus derechos, nos estamos refiriendo a situaciones en las que quedan expuestos a peligros o daños en su integridad física o sicológica, es decir, a cualquier situación que transgreda lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño. En algunos casos estas transgresiones pueden incluso ser constitutivas de delito.
Si bien es cierto que estas vulneraciones no se restringen a una condición socioeconómica en especial, no es menos cierto que la pobreza es una vulneración más.
Todos podemos y debemos denunciar hechos que puedan constituir una vulneración a nuestros niños, ya sea a través de la policía, los Tribunales de Justicia o en instituciones como la Superintendencia de Educación o de Salud. Aunque esto es tarea de todos, la principal responsabilidad la tiene el Estado de Chile, ya que debe ser el protagonista y principal protector de nuestros niños, pero evidentemente desde hace años no ha sido así.
La magia de la Navidad no llegará a todos los niños por igual, es un hecho. Sin embargo, es tarea de todos: padres, madres, sociedad y Estado, trabajar de forma mancomunada y consciente para que todos los niños, niñas y adolescentes tengan en Chile acceso y garantía a una vida digna.
"Debemos denunciar hechos que puedan constituir una vulneración a nuestros niños".
Carmen Gloria Arroyo, abogada