Sube aprobación a Carabineros
No hace mucho, menos de una década, era común que las encuestas sobre percepción ciudadana respecto a diversas instituciones situara a Carabineros entre las que lograban el mayor nivel de aprobación. Se reconocía que el grueso del contingente estaba dedicado a combatir el delito y a estar atento para brindar apoyo a la ciudadanía.
De hecho, era común comparar los niveles de aceptación del cuerpo policial chileno con la de otros países en que nunca estaban en los lugares de privilegio. Los altos niveles de corrupción restaban crédito a la labor de los policías tras las fronteras nacionales.
Quizás ese era el gran valor que existía con Carabineros. Era comprobable que oficiales, suboficiales o personas sin rango, mantuvieran la tradición de no ceder ante situaciones que implicaran romper con el camino de rectitud que habían prometido conservar.
Los escándalos de corrupción que se conocieron y que involucraron a un grupo de efectivos, de los distintos niveles, quebró esa conexión con la ciudadanía y la mirada empezó a cambiar respecto a la honorabilidad institucional. Tal vez el número de implicados no era mucho, pero los volúmenes de dinero mal utilizados o simplemente defraudados eran enormes.
Fueron esos casos, los que lejos de frenarse siguieron dañando la imagen institucional, lo que se notó en la baja en los niveles de aprobación. Luego vino el estallido social y los problemas derivados de los métodos disuasivos y de control de manifestaciones.
Pasado ello, pandemia de por medio, la violencia, la delincuencia y los delitos más peligrosos crecieron y allí una vez más la figura de Carabineros empezó a retomar sus estándares, porque la comunidad entiende que hoy enfrentan una encarnizada batalla y que del apoyo que tengan de autoridades y de la misma población, dependerá el regreso a la paz social.
Es positivo que estos niveles de aprobación suban y que sea el más alto desde hace seis años, porque no solo es un aliciente para los carabineros, también les propone el desafío de responder a la gente que hoy los respalda. El modo de hacerlo es cumpliendo su labor, aplicando la ley con justicia y criterio, ser profesionales y dialogantes en los casos que amerite y, sobre todo, mantener ese ejemplo de incorruptibilidad que los caracterizó durante años.
Un país que se precie debe respetar sus instituciones y sus instituciones deben respetar a los ciudadanos cumpliendo con el deber encomendado.
"Un país que se precie debe respetar sus instituciones y sus instituciones deben respetar a los ciudadanos".