La crisis de seguridad que vive el país es una realidad que será difícil de enfrentar si esta se sigue abordando de manera simplista.

Más policías, estados de excepción, penas más altas, cárceles más grandes, son algunas de las ideas que surgen desde miradas reduccionistas que abundan en la actualidad y que se multiplican en redes sociales, principal medio de difusión que impera en la actualidad y que tiene por característica principal la opinión visceral de sus interlocutores.

Muchas de las problemáticas delictuales que están afectando a la sociedad chilena y, en general, a la sudamericana, tienen una raíz más profunda, donde por diversos factores los delitos van en aumento y se van poniendo más violentos.

Es importante que se dé un abordaje mucho más general a la problemática delictual, generando mejores oportunidades para los ciudadanos, principalmente fortaleciendo la economía y generando mejores oportunidades desde el punto de vista educativo que permitan un país con mejores oportunidades de desarrollo.

Al mismo tiempo, la crisis habitacional está generando la proliferación de asentamientos precarios, formación de guetos y en general la proliferación de prácticas fuera de la ley debido a que el Estado no alcanza a llegar a estos lugares.

Es importante que se pueda mirar la problemática delictual con altura de miras y no solo exigiendo más medidas de represión, que si bien pueden ser populares y pueden resultar en el corto plazo, esto debe ir acompañado de acciones a largo plazo que permitan en un futuro reducir las conductas delictuales, no solo reprimirlas.

Si bien es complejo para la autoridad trabajar a largo plazo, cuando está la presión social y política para tomar medidas efectistas, que puedan dar soluciones rápidas, es importante no perder de vista el horizonte.

La seguridad es la principal preocupación de la ciudadanía, pero no se pueden perder de vista otras problemáticas como la falta de empleo, una salud pública deficiente, pensiones bajas, educación con grandes brechas y escasez de viviendas, pues necesariamente todas impactan de igual manera en la calidad de vida de la ciudadanía.

"No se pueden perder de vista otras problemáticas (...) necesariamente todas impactan en la calidad de vida de la ciudadanía".

El laberinto expresa la incertidumbre sobre el futuro. Enfrentados a permanentes caminos que se bifurcan, personas o sociedades, se ven imposibilitados de pensar en el futuro. Los países de Sudamérica este año están enfrentados a bifurcaciones, llamadas crisis políticas, económicas, culturales o sociales. Desde la muerte de Luis Donaldo Colosio (un candidato del PRI a la presidencia de México) el 23 de marzo de 1994, no se había visto un revolver en la cabeza de una personalidad de tan alto nivel, como ocurrió con Cristina Fernández de Kirchner el 1º de septiembre del año pasado. Detrás de ese disparo frustrado está una profunda crisis de la democracia en Argentina y no solo la crisis económica o de corrupción, como aparece en los medios.

Cuando estudié desarrollo urbano y regional hace mucho tiempo atrás, recuerdo que el caso de Brasilia era una materia obligada. La nueva capital de Brasil, planificada para ese propósito bajo el gobierno de Juscelino Kubitschek en 1956, con la dirección de Lúcio Costa y Óscar Niemeyer, tuvo un éxito relativo como ciudad, pero se consolidó como la capital del país más grande de Sudamérica. El 9 de enero de este año sus edificios públicos fueron asaltados como si fuera una versión brasileña del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. ¿Coincidencia? La respuesta es no, pues el liderazgo del expresidente Jair Bolsonaro es también una mala versión de Donald Trump. Ambos alegaron fraude y no reconocieron el triunfo de su rival. Esa actitud expresa una crisis moral o ética.

Ese mismo día 9 de enero en Juliaca, una localidad peruana aymara altoandina, fallecieron 17 personas en las protestas en contra del gobierno de Dina Boluarte. Según El Comercio de Lima, en total, los muertos alcanzan a 39 personas desde el 11 de diciembre pasado. El libro de José María Arguedas: El Zorro de arriba y el zorro de abajo (1971) comienza así: "Un zorro que bajaba de la parte alta de la montaña se topó con uno que subía desde la parte baja. Se vieron, se saludaron y empezaron a charlar. En quechua, claro". Hoy en Perú no hay diálogo en español, en aymara ni en quechua, porque no es solo un problema político como aparece en los medios, sino un abismo cultural y étnico entre la sierra y la costa. Los demás países sudamericanos, incluido Chile, tienen otras crisis que comentaremos en una próxima columna por razones de espacio.

"Los países de Sudamérica este año están enfrentados a bifurcaciones".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014

La plaza Prat de Iquique congrega a un gran número de agrupaciones que ensayan coreografías durante las tardes y noches. Sería bueno fortalecer la iluminación en el sector, para seguir recuperando el espacio.

Precios

Aunque el dólar va en franco descenso en los últimos meses y el petróleo se ha estabilizado, muchos precios siguen al alza inexplicablemente. La economía es compleja para todas las familias, por lo mismo es importante que se cobre lo justo.

Mascotas

Aunque el cariño hacia las mascotas es importante, parte de la responsabilidad es preocuparse de que esta no afecte a los demás vecinos, por ello, cuando se las saca a pasear los residuos deben recogerse. Tampoco es gracia que la bolsita se lance en una esquina.