Hoy es un día muy especial para quienes vestimos con orgullo nuestro verde uniforme, ya que conmemoramos nuestro 96° aniversario institucional. En esta fecha nos reencontramos con nuestra historia y la de nuestros antepasados que forjaron sólidos principios que han dado vida a esta institución dedicada al servicio de la patria y de todos sus habitantes.

A través de estos 96 años, hemos tenido 1.233 mártires institucionales, quienes dieron su vida en el cumplimiento de su deber, con convicción y amor por su trabajo, dejándonos su ejemplo de vocación de servicio y profesionalismo a toda prueba, motivándonos a seguir trabajando, con más convicción que nunca, por el bienestar y la seguridad la comunidad.

Nuestros mártires trascienden, nos llenan de orgullo y nos recuerdan por qué somos Carabineros. Sabemos que la comunidad nos necesita y la mejor manera de honrar a quienes entregaron la vida en el servicio es precisamente haciendo lo que juramos: ser del débil el protector.

Hemos realizado numerosas actividades en que la comunidad nos ha acompañado, como la caminata canina, exhibición de nuestras especialidades en espacios públicos y malls de la región, presentación de nuestros perros policiales en jardines infantiles y juntas de vecinos, porque este nuevo aniversario lo hemos querido compartir con la comunidad, de la que somos parte y a quienes nos debemos. Sin embargo, no hemos dejado de lado nuestro trabajo, y seguimos realizando nuestros servicios habituales en cada comuna de la región, enmarcados en el Plan Cuadrante de Seguridad Preventiva, pero apoyado y reforzado por nuevas estrategias preventivas como rondas extraordinarias, patrullajes focalizados y trabajo intersectorial con otras instituciones para poder prevenir la comisión de delitos y entregar a la ciudadanía protección y tranquilidad.

Porque el espíritu del carabinero está en la calle, en cada barrio, en cada localidad apartada, donde más se nos requiere y donde estamos 24/7 colocando todos nuestros esfuerzos por entregar un servicio eficiente, eficaz, comprometido y profesional. Valoramos y agradecemos cada muestra de apoyo y afecto que hemos recibido por parte de la ciudadanía, quienes reconocen, valoran y aprecian el compromiso de sus carabineros por otorgar resguardo en todo el territorio.

En nuestros 96 años de existencia, saludo a los hombres y mujeres que conforman esta Zona de Carabineros Tarapacá y agradezco su labor durante los 365 días del año, trabajando por atender los requerimientos de las personas, para estar a la altura de lo que la comunidad exige y espera de sus Carabineros, los Carabineros de Todos.

"El espíritu del carabinero está en la calle, en cada barrio, en cada localidad apartada, donde más se nos requiere".

General Juan Francisco González Albornoz,, Jefe de la 1ª Zona de Carabineros Tarapacá

"Soy hijo de carabinero, padre de carabinero…" expresaba el general director Yáñez al despedir a uno de los suyos a quien la violencia de la calle le arrebató la vida mientras cumplía su juramento de "rendir la vida si fuere necesario en defensa del orden y de la patria".

Sus palabras traen a mi memoria los días de niño cuando te veía salir por la noches a cumplir tu cuarto turno, en la frías noches de la ciudad y recorrer las calles para darle orden y seguridad a tu pueblo, ese pueblo del cual eras parte. Recorrimos muchos lugares y ciudades en tus destinos que la institución te encomendó: nuevos colegios, nuevos amigos, que aún perduran en nuestro corazón.

Un día de agosto del año 1972, una bala le quitó la vida a unos de tus compañeros de comisaría, el cabo Exequiel Aroca Cuevas. La violencia política se ensañaba con la sociedad y este servidor público era el mártir n° 600 de los carabineros. Junto a nuestra madre, acompañamos a su viuda e hijos, que tal como nosotros, veíamos a nuestro padre salir todos los días a cumplir con sus deber en silencio. Ya el cabo Aroca no volvería a su hogar.

La muerte del cabo Aroca trajo a los carabineros nuevas energías para seguir combatiendo contra quienes se ponían al margen de la ley, tal como hoy ha ocurrido con los suboficiales mayores; Salazar, Olivares y Palma, quienes han dejado una huella que los actuales carabineros seguirán.

Sus nombres llenarán las páginas de la prensa, las autoridades solidarizarán con la institución y su personal, y en la retina de la sociedad se harán realidad las palabras de su fundador, don Carlos Ibáñez del Campo, que un 27 de abril de 1927, y al poco transitar de la institución, señaló: …"en Chile entre el estado de civilización y el de la barbarie no hay más que una delgada capa de carabineros".

Escribo estas palabras en memoria de mi padre, carabinero, como un homenaje a todos los carabineros de Chile y a la sociedad chilena, por reconocer en ellos un bastión de la democracia.

Juan de Dios Videla Caro,

coronel (r) de Carabineros de Chile

Como cada año, durante abril se conmemora el Día Internacional del Libro, invitándonos a reflexionar acerca de la importancia de la lectura, máxime en tiempos de crisis a todo nivel: político, económico y cultural.

Las aulas de clases son espacios donde dicha crisis se hace patente de forma táctil; los docentes vemos como cada vez se lee menos, lo que se traduce en que se adquieran menos herramientas para comprender la realidad por parte de nuestros estudiantes. Se hace urgente entonces preguntarnos ¿Qué puede aportar la literatura a la superación de la crisis social?

Se debe considerar que la lectura no es la panacea, la superación de los conflictos de nuestro país, al ser estructurales, requieren también de un profundo trabajo, en donde el aprendizaje por medio de libros es una herramienta útil y necesaria, pero la voluntad política y los acuerdos transversales son igual de esenciales, todo esfuerzo desarrollado por las comunidades educativas es infructuoso sin ese apoyo.

Debemos recordar que la lectura es un espacio de refugio en tiempos de crisis, un lugar donde podemos mirar el presente y conocer sus particularidades históricas. Debemos recordar que los libros son un sitio de encuentro con uno mismo, una vía de escape para reconocer que no estamos solos, que muchas personas antes que nosotros vivieron similares circunstancias, sintieron nuestros dolores y nuestras alegrías, desarrollando hondamente la humanidad.

David Chandía,

Profesor de Lengua y Literatura

Liceo Bicentenario Colegio Diocesano Obispo Labbé

Alumni Enseña Chile