La nueva política
La amplia victoria del Partido Republicano en las elecciones para elegir a los integrantes del Consejo Constitucional no solo significó una derrota para el gobierno, sino que en general para los partidos políticos tradicionales y los antiguos liderazgos.
El fenómeno se viene dando ya hace varias elecciones, pero los analistas no han sido capaces de reconocer un fenómeno que va más allá de izquierdas o derechas, sino que más bien pareciera tener relación con la búsqueda de nuevos liderazgos, más cercanos y más allá de los discursos.
Esto lo muestran los resultados del Partido Republicano, que llegó con caras nuevas en todo el territorio nacional, con un discurso más bien tradicional de la derecha más extrema en el país, pero que le hace sentido a muchas personas en medio de un contexto económico y social que es muy distinto al del Chile de hace dos décadas.
Actualmente son 23 de los 50 escaños del Consejo Constitucional que tendrá el Partido Republicano, lo que no solo permitirá amoldar la Constitución de acuerdo a los intereses que persiguen sus integrantes, sino también preparar una carrera a la presidencia que parece haber tenido un bonus antes de comenzar.
La derrota del gobierno también fue de los partidos tradicionales, tanto de izquierda como de derecha, que vieron a nuevas y viejas figuras sucumbir ante candidatos que en el papel eran desconocidos, pero que al interior de las comunidades locales eran reconocidos como pares.
Sin duda el desafío de esta partido es justamente capitalizar este triunfo, pues ya hay experiencia reciente de grandes triunfos en las urnas que a los pocos meses se comienzan a desvanecer cuando no se logra entender cuáles fueron las verdaderas motivaciones de los electores para preferirlos.
Al mismo tiempo, es hora del análisis de los derrotados, quienes tendrán una nueva oportunidad para tratar de entender lo que buscan los electores y cómo, con nuevos liderazgos o conformaciones, generan que las personas se puedan identificarse con ellos.
Los partidos políticos son clave para la democracia, no obstante, estos deben ser capaces de interpretar los intereses de las masas y no solo de cúpulas económicas o intelectuales, que no le hacen sentido a la mayoría.
"La derrota del gobierno también fue de los partidos tradicionales, tanto de izquierda como de derecha".