Microbasurales
Un mal endémico en la Región de Tarapacá es la aparición, en distintos lugares, de microbasurales urbanos. Es lamentable, pero todo espacio eriazo que exista corre la suerte de transformarse en un botadero clandestino, donde no solo caen los residuos domiciliarios, sino que también escombros y, no en pocas veces, restos de obras de construcción.
Los denunciantes saben que son los mismos vecinos del sector o de lugares cercanos quienes toman el camino fácil y depositan sus desechos en estos lugares, transformándolos en focos infecciosos.
Las advertencias en letreros con aplicación de multas a los infractores no suelen tener mucho resultado. No son respetadas, a sabiendas que solo si son sorprendidos de modo flagrante serán infraccionados y esa posibilidad es mínima, por la falta de fiscalizadores.
Se actúa bajo la premisa que no serán sancionados y que los focos de insalubridad no estarán frente a sus casas. Es como operar en la impunidad con el más absoluto desprecio a la vida en comunidad.
Quizás ese es el punto que es digno de análisis. La mayoría de quienes cometen estas faltas no sienten el cariño, el respeto y el arraigo por sus barrios. Quizás sienten que están de paso -aunque lleven décadas- y que no es su casa la que ensucian.
Y, por qué se produce ello, porque al parecer en muchos existe desarraigo y, sobre todo, abandono de la vida vecinal. Es lamentable, pero en varios puntos de la región, estos microbasurales incluso aparecen en la misma vía pública, donde no es raro encontrar todo tipo de desperdicios, incluso muebles y hasta artefactos para el baño. Insólito.
El esfuerzo de todos debe estar puesto en lograr y reencontrar ese arraigo perdido, ese amor por el terruño que redunda en el cuidado y respeto de cada uno de sus rincones.
Iquique, Alto Hospicio y las siete comunas de la región deben fortalecer el trabajo de educación, sobre todo considerando que durante los últimos años la población que arribó desde otras latitudes se incrementó exponencialmente, por lo que es clave que se sumen al cuidado de Tarapacá.
"La mayoría de quienes cometen estas faltas no sienten el cariño, el respeto y el arraigo por sus barrios".