Cinco millones de dólares quedan semanalmente en la Zona Franca de Iquique por la compra de automóviles que hacen los ciudadanos bolivianos. Pese a lo anterior, los comerciantes se quejaron de las trabas que están teniendo en Aduanas para poder llevarse los automóviles.
El intendente Patricio Zapata destacó los trabajos en el primer tramo del proyecto de repavimentación del camino internacional Huara Colchane, tras visitar ayer las obras. El primer tramo considera los primeros 20 kilómetros con una inversión de 1.300 millones y ya alcanza un 46% de avance.
Si bien la congestión vehicular es propia de los días de semana donde los niños van a clases y los oficinistas acuden a sus trabajos, en Iquique ésta se mantiene el fin de semana. Está claro que hay un problema que no ha sido resuelto.
Ante el alza en la mayoría de los precios de los alimentos, los dueños de casa se las deben resolver con ingenio y acudir a las antiguas técnicas de las abuelas, que hace algunos años parecían anticuadas. Muchos están comprando por mayor y sacándole el mejor rendimiento a la olla.
Ayer se pudo apreciar mucha gente en Cavancha. Aunque aún no comienza la temporada estival, los iquiqueños ya aprovechan con todo los fines de semana en la playa, con la tranquilidad que se pierde un poco con la llegada masiva de turistas en verano.
La familia Miranda debe ser tan numerosa como la de los Contreras. Ninguna estadística me avala en esa afirmación. Los Miranda, sin llevar ese apellido ni por parte de madre o de padre son extensos. Los hay de Arica a Magallanes.
Su bautismo lejos de la pila con agua bendita, se la otorgó un cura del barrio, esos que no usan sotanas y que en vez de sandalias portan calamorros. ¿Cómo se les reconoce? Se suben a un árbol, a un cerro o bien en un piso superior de esas torres de edificios cercana a un estadio. Desde esa posición se eximen de pagar entradas y ven el fútbol tal cual estuvieran en marquesina. En algunos casos, los dramáticos, acuden en masa a presenciar un incendio. Obstaculizan por cierto la labor de los bomberos. Sapos le dicen, mirones agregan otros.
La expresión "los mirones son de palos" la usó Obdulio Varela, cuando al entrar a la cancha del Maracaná ese 16 de julio de 1950, y al ver el nerviosismo de su equipo ante tanta gente, acuñó esa expresión. El resultado ya lo sabemos.
Los Contreras están siempre en contra. Porfiados le dicen. Vamos al cerro acuerdan todos y él no, a la playa mejor. Y así un inmenso catálogo de ir en sentido contrario y muchas veces correcto. Alguien masticó ese apellido y lo usó como sinónimo de esa actitud. Detrás de esa porfía hay cierto aire de rebeldía. En los Miranda se esconde algo de voyerismo.
Todos hemos sido Miranda y Contreras. A veces uno más que otros. Cuando la Casa del Deportista no estaba techada y tenía fronteras con la Municipalidad, don Evaristo nos autorizaba a ver los shows musicales. Con mi amigo Katén éramos de la familia Miranda. Cuando llegue el día 17 de diciembre seré Contreras y no por tozudo, sino por convicciones profundas. Aunque soy chileno e iquiqueño de verdad, no me pierdo.
"Su bautismo lejos de la pila con agua bendita, se la otorgó un cura del barrio, esos que no usan sotanas y que en vez de sandalias portan calamorros".
Bernardo Guerrero Jiménez, Sociólogo., Académico Unap
Son muchas las problemáticas que aquejan al Hospital Regional y que en las últimas semanas han sido denunciadas por distintos dirigentes gremiales.
La mayoría de estas problemáticas, sin embargo, se han ido arrastrando por muchos años en donde el recinto asistencial debe funcionar con el mínimo de recursos, los cuales ante las necesidades de la comunidad local se agotan a mitad de año.
Está claro que se debe mejorar. ¿Pero cómo? La realidad es que la mayoría de las cosas se solucionan con más recursos, por ejemplo contar con más especialistas, que sin los incentivos económicos difícilmente se podrán atraer a la región.
Una de las razones más básicas para entender la crisis en el hospital de Iquique es dada porque se trata de un recinto que se construyó cuando Tarapacá tenía 160 mil habitantes, hace unas tres décadas, pero que pese a las mejoras que se han realizado, el avance demográfico ha sido mucho más rápido, ya que en la actualidad hay más de 401 mil personas residiendo en Tarapacá.
Se estima que más de mil equipos ya están obsoletos o cumplieron su vida útil, lo que hace que la administración del recinto debe gastar recursos y tiempo en poder repararlos.
Tras el inicio de un acompañamiento desde el ministerio de Salud, ya se cuenta con un diagnóstico que da cuenta de estas y otras necesidades que tiene el recinto y el urgente proceso de normalización que necesita y que sus funcionarios han dado a conocer.
Es preciso reconocer que hay una cartera de proyectos entre los que se cuentan mejoras en Ginecología, Odontología, remodelación de la Urgencia, del sistema eléctrico y climatización, además de un nuevo edificio de anatomía patológica y el nuevo oncológico, que se espera se concreten entre 6 meses y 2 años y medio, varios de ellos, que quedaron retrasados debido a la pandemia.
Está claro que el hospital de Iquique se quedó en el pasado, pero gran parte de sus necesidades se puede resolver si se inyectan recursos adicionales, tanto para infraestructura, equipamiento y personal, lo que además debe ser acompañado de la construcción de un nuevo recinto en la próxima década. La salud de los tarapaqueños lo requiere.
"El hospital de Iquique se quedó en el pasado, pero gran parte de sus necesidades se pueden resolver si se inyectan recursos adicionales".