Las aves expuestas al ruido del tráfico sufren secuelas de por vida
Un experimento de la Estación Biológica de Doñana (España), ha revelado que las aves expuestas al ruido del tráfico durante su periodo de incubación y recién salidas del nido sufren secuelas negativas el resto de su vida.
Para llegar a esta información los científicos expusieron los huevos fecundados de aves conocidas como pinzón a niveles similares o ruido de tráfico o del canto de otros ejemplares (65 decibles en ambos casos, similar al nivel de una conversación) viendo que había algo en las características del ruido del tráfico que, en algunos casos, provocó la muerte embrionaria antes de nacer.
En un segundo experimento expusieron a los polluelos, sin los padres, al ruido, aislándolos durante la noche con los distintos tipos de sonido: ruido de tráfico o cantos.
"Los polluelos expuestos al ruido crecieron peor y mostraron signos más graves de daño celular que los expuestos al canto, como un acortamiento más rápido de los telómeros, que son los extremos protectores de los cromosomas", explica Mylene Mariette, autora del informe.
Un mes después del experimento, los expertos volvieron a medir a los juveniles y descubrieron que los individuos que sufrieron el ruido del tráfico ya no eran más pequeños que sus hermanos expuestos al canto, pero su estado fisiológico había empeorado.