Dolor que recorre a todo el país
Como todos los años, el sábado se esperaba en todas las comunas y regiones del país la tradicional ceremonia por el aniversario de Carabineros. Sin embargo, las impactantes noticias que llegaron desde el sur durante la madrugada del 27 de abril dieron cuenta de un hecho que conmocionó profundamente el corazón de los chilenos. En un violento atentado, tres carabineros habían sido cruelmente asesinados en la localidad de Cañete.
No solo el hecho mismo que ya es repudiable, sino que el ensañamiento con que se le arrebató la vida a estos tres integrantes de la institución generó un dolor que recorrió transversalmente a toda la ciudadanía desde Arica a Punta Arenas.
En medio de este lamentable escenario, muchas personas se trasladaron espontáneamente a las distintas unidades policiales para entregar las condolencias por la partida de los cabos 1° Sergio Arévalo Lobos (34) y Misael Vidal Cid (30), y el sargento 1° Carlos Cisterna Navarro (43), quienes se sumaron a los ahora 1.240 mártires en los 97 años de vida de Carabineros.
Se trata de un hecho gravísimo, toda vez que además de la pérdida de valiosas vidas humanas y el inconmensurable dolor de sus familias, atenta significativamente contra el orden público del país y la seguridad de sus habitantes. Es por ello que las autoridades deben utilizar todas las herramientas que tienen a disposición para encontrar a los responsables de este atentado y llevarlos ante la justicia. Es indispensable que un hecho de este tipo no quede impune y que los culpables reciban todo el rigor de la ley.
Este cobarde ataque, que incluso fue calificado como "terrorismo" por el Presidente Gabriel Boric, vuelve a relevar la importante labor que desarrolla Carabineros en la vida nacional, sobre todo en momentos donde la ciudadanía se siente indefensa ante el recrudecimiento de la delincuencia y la presencia de bandas del crimen organizado, algo que hasta hace pocos años parecía muy ajeno al país.
Al mismo tiempo, es importante recordar que el país debe cuidar a sus instituciones, fortalecerlas y mejorarlas. Con discurso de odio no solo se las debilita, sino que se atenta contra la sociedad misma.
"Además de la pérdida de valiosas vidas humanas y el inconmensurable dolor de sus familias, atenta significativamente contra el orden público".