Una buena locomoción colectiva permite reducir el número de vehículos circulantes y, por consiguiente, la emanación de gases que afectan al ambiente. A la vez mejora la calidad de vida de los habitantes y el desarrollo económico.

Lo anterior, si bien no es una novedad, es una de las situaciones que históricamente han estado al debe en la Región de Tarapacá, específicamente en Iquique y Alto Hospicio.

Uno de los principales problemas es la limitada cobertura y frecuencia de los servicios de transporte público.

Esta semana, los vecinos de Alto Hospicio celebraron la ampliación de recorridos de la Linea 1 al sector de ex Enami y Cerro Caracol, que beneficiará a más de 2 mil familias, lo que es un ejemplo de la gran necesidad de acceder a un buen servicio de locomoción colectiva.

Sin duda los principales problemas los tiene Alto Hospicio, donde muchos trabajadores deben luchar a diario para acceder a este servicio tanto para movilizarse en la comuna, como para trasladarse a Iquique

Esta falta de opciones de movilidad no solo aumenta los tiempos de traslado, sino que también limita las oportunidades de empleo, educación y recreación para quienes residen en áreas marginadas del servicio.

A esto se suma el mal servicio que entregan los taxi-colectivos, con un sistema sin líneas, que van donde quieren y no tienen un horario establecido, lo que hace que en horas peak no exista acceso.

Lo anterior, se traduce en el uso innecesario de vehículos particulares que tienen colapsado, principalmente Iquique, como también costos adicionales para las familias, que muchas veces se ven obligados a pagar los servicios de app, que en la mayoría de los casos suele ser más costoso.

Es imperioso una mayor inversión en infraestructura de transporte, la expansión de redes de transporte público eficientes y la promoción de alternativas de movilidad sustentable, como el uso de bicicletas, que garantice que todos los ciudadanos tengan acceso a un sistema de transporte seguro, eficiente y equitativo.

Para hacer cambios se requiere la voluntad política, la que hasta ahora no ha sido capaz de abordar un problema con el necesario temple y que no ha tomado el toro por las astas de forma descentralizada.

"No solo aumenta los tiempos de traslado, sino que también limita las oportunidades de empleo, educación y recreación".

El Día de la Madre es un buen motivo para resaltar a alguna mujer desconocida y, de paso, contarles una pequeña historia que, como toda microhistoria, se desenvuelve en un contexto de la gran Historia.

La oficina salitrera Santa Lucía es conocida por la famosa huelga de diciembre de 1907, su dueña hasta 1882 fue Lucía Ceballos Bernal, viuda de Fermín Albarracín Oviedo, naturales de Tarapacá. Ya sabemos la razón del nombre de "Santa Lucía". También sabemos que Robert Harvey, inglés, había pasado de ser Inspector General de Salitreras del gobierno peruano a ocupar el mismo cargo durante el gobierno chileno. Harvey tendrá un papel predominante tanto en la minería del salitre, en los ferrocarriles, especialmente el de Antofagasta a Bolivia, en las finanzas, fue director del Banco de Tarapacá y Londres. Además, recibió el título de "Sir" por la corona británica.

Lucía Ceballos viuda de Albarracín, consideró que la compañía Fölsch y Martin estaba intentando apropiarse de parte del estacamento (terrenos calichales) de su oficina, aprovechando sus nexos con el Inspector de salitreras Harvey, primero, y con su sucesor de nacionalidad chilena Eduardo Cunningham Escribar, después. Lucía, con sus títulos en mano (adquiridos tres décadas antes por compra a Eugenio Marquezado) enfrentó varias veces a quienes pretendían hacer nuevos deslindes. En su denuncia al Jefe Político de Tarapacá señala:

"(…) si el Inspector Harvey quiso en varias tentativas despojarme de mi propiedad por parcialidades, el inspector Canningham me ha despojado de una sola vez de todo el estacamento virgen de mi oficina «Santa Lucía» para entregarlo a la Casa de Fölsch y Martin (…)"

"(…) En mi larga experiencia de salitrera, he tenido señor muchos sinsabores por atropellos de mis derechos, ya enfrentados por colindantes pudientes apoyados por la Inspección de Salitreros, ya por solo este funcionario obedeciendo a móviles que por respeto a US me abstengo de calificar (…)"

Por razones de espacio, no puedo detallar más la lucha de esta valiente mujer frente a los poderosos salitreros alemanes. Solo decir que logró defender gran parte de su estacamento, pero ese mismo año vendió "Santa Lucía" al ingeniero alemán Otto Herrmann, y este, como imaginarán, la traspasó a la "Fölsch y Martin".

Lucía falleció de "tisis" en Iquique el domingo 12 de septiembre de 1886.

"Lucía, con sus títulos en mano, enfrentó varias veces a quienes pretendían hacer nuevos deslindes".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014

Si bien no son todos, hay una gran cantidad de personas en situación de calle con problemas de salud mental que no son tratados. Es importante que el Estado se pueda hacer cargo, por la seguridad de ellos, y de la comunidad.

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El desorden vial por los camiones que descargan mercaderías en las calles céntricas de la ciudad debería tener una mayor organización. Sin duda, es un trabajo que hay que hacer, pero debiera tener horarios que no afecten en demasía la circulación en las ya colapsadas calles.