Expulsiones, mitos y verdades
El Ministerio del Interior informó sobre un vuelo de deportación que partió desde Estados Unidos con destino a Chile, trasladando a 44 connacionales que se encontraban en situación irregular en ese país. Según la autoridad, el procedimiento se enmarca dentro de la nueva política migratoria estadounidense, la que ha generado operativos similares en varios países de la región.
Aunque el número puede parecer reducido, se anticipa que este tipo de acciones podría continuar. Esto ha provocado diversas reacciones, algunas de ellas comparando la eficiencia estadounidense con la supuesta inacción de países como Chile. Sin embargo, vale la pena recordar que la política de expulsiones en nuestro país no es reciente y está vigente. De hecho, en lo que va del año se han reportado 402 expulsiones, siendo la más reciente la de 34 extranjeros en un operativo realizado este mismo mes. No obstante, este es un proceso complejo, que involucra una serie de trámites legales y, en ocasiones, recursos judiciales interpuestos por organizaciones no gubernamentales, lo que retrasa e incluso impide la ejecución de algunas órdenes de expulsión.
En un contexto donde el debate migratorio se ha convertido en un terreno fértil para los distintos sectores políticos, es importante recordar que la institucionalidad chilena contempla los mecanismos para regularizar y, si corresponde, expulsar a quienes infringen la ley migratoria.
Lo que el país necesita no es más polémica, sino un sistema que funcione, respete el debido proceso y que, además, se haga con transparencia. Informar a la ciudadanía no solo cumple una función democrática, sino que también puede actuar como un disuasivo frente al ingreso irregular.
Sin embargo, el foco principal debe estar en la prevención. Mientras no se fortalezcan los controles fronterizos y no se implementen políticas integrales de acogida e integración, las expulsiones seguirán siendo solo una respuesta tardía a un problema mayor.
Chile, al igual que Estados Unidos, continuará enfrentando los desafíos de la migración. En ese escenario, resulta clave una política clara, coherente, humanitaria y que resguarde la seguridad de la población.
"Lo que el país necesita no es más polémica, sino un sistema que funcione, respete el debido proceso y que, además, se haga con transparencia".