Tripas más, kilos menos.
Cuando uno va a las caletas o al mercado municipal a comprar pescados, estos son pesados con vísceras y todo. Aparte que al eviscerar el pescado, se pierde, en contra del comprador, cerca de un 40% del peso pagado, el mantener los pescados en ese estado, resulta ser de una insalubridad supina.
En efecto, luego de ser capturado, el pescado comienza su proceso de descomposición; el que es progresivo.
Al eviscerar un pescado, dicho proceso pierde algo de continuidad, ya que es precisamente en las vísceras por donde comienza la descomposición.
Bueno sería que las autoridades sanitarias se dieran una vuelta por los centros de distribución y educaran a los comerciantes.
Ello sería bueno para la salud y, por que no, para el bolsillo del comprador.
Luis Gutierrez T.,
ingeniero en Pesca.