Y la historia vuelve a repetirse, al igual que hace unos meses, cuando apenas Rodrigo Peñailillo deja su cargo de ministro del Interior, casi todos los que aplaudían a rabiar sus declaraciones, los que lo llevaban en un palanquín directo a ser presidenciable, palmoteándole la espalda, los que lo nominaban como el icono de la nueva generación que asumiría el relevo de la vieja política y otros tantos parabienes, de un dos por tres, al igual que el bíblico Pedro lo negaban más de tres veces, pero lo más decidor fue que le comenzaron a cargar todos los problemas que iban surgiendo, es decir paso de ser "el elegido" a "el piérdete una", pues bien lo mismo está ocurriendo con Sergio Jadue, cuando se pierde un cuadro en Quilín, se lo llevó Jadue, se perdieron unas copas se las llevó Jadue, los mismos que colgados de su cuello celebraron la Copa América, los que firmaron junto a él onerosos contratos y quién sabe en cuantas otras "jugadas de pizarrón" participaron, hoy no recuerdan nada, nunca estuvieron, no lo conocieron mucho y solo repiten "Sergio todo lo hacía solo", digamos que es la justicia la que dirimirá las culpabilidades de las personas, sin embargo es muy indeseable la actitud de algunos "de lavarse las manos" para salvar sus posiciones y defender lo indefendible, cuando sendos contratos, documentos, grabaciones, fotografías prueban que fueron parte activa y celebrantes de los entornos del área chica, pero la verdad termina por imponerse y la muy mala memoria de la cual hacen gala hoy, tarde o temprano les debería pasar la factura política y mostrar la tarjeta roja respectivamente.
Luis Enrique Soler Milla