Buen pastor
Ayer, cuarto domingo del tiempo pascual, la Iglesia nos invitaba a meditar en el texto del evangelio donde Jesús se muestra a sí mismo como el buen pastor. Jesús el Señor, usó la imagen del pastor tan conocida para su gente, acostumbrada a ver rebaños conducidos por pastores y así les enseñó el amor y preocupación de Dios para con cada uno de ellos.
Para los primeros cristianos esta figura del buen pastor fue muy querida. En las catacumbas de Roma se encuentra varios testimonios de pinturas que representan al Señor como un joven pastor que carga en sus hombros o lleva en sus brazos a una oveja, símbolo ella del creyente.
Hoy, en nuestro mundo tan tecnologizado seguimos nosotros valorando la imagen del pastor, ella nos refiere ternura, preocupación. En nuestra vida necesitamos de personas que nos guíen, acompañen, protejan de los peligros, no lleven a los lugares donde encontremos los alimentos para nuestras vidas.
Pienso que los padres y madres de familia son quienes primero han de ser pastores de esos hijos que les han sido confiados. Son ellos quienes primero han de conocerlos en profundidad, ser capaces de intuir lo que están pasando y sintiendo, el pastor conoce a sus ovejas por su nombre y las sabe distinguir muy bien unas de otras. Papás cada hijo es distinto y necesita por lo tanto los cuidados adecuados, la orientación oportuna, la corrección precisa. Han de estar atentos para protegerlos de todo aquello que les pueda dañar, en el ambiente de la familia, del colegio, de la entretención, de los amigos. En el medio donde se desenvuelven, lamentablemente puede haber peligros ante los cuales se debe estar atento. Ustedes padres, son los que primero han de velar por el bien de sus hijos, es una tarea que no pueden dejar, ustedes son los que han de sembrar en sus vidas aquellos valores que a ustedes les identifiquen y no han de permitir que ni personas, entidades o ideologías les desvíen del camino que ustedes les van señalando. Es importante y necesario sí, que ustedes mismos se dejen acompañar, guiar y enseñar para cumplir bien esta noble misión, pero siempre en una actitud de diálogo constructivo .
En la comunidad donde nos desenvolvemos necesitamos pastorearnos, es decir cuidarnos, animarnos en lo bueno, corregirnos con cariño en lo que pueda estar mal, preocuparnos unos de otros, no por un afán de entrometernos sino buscando efectivamente el bien unos de otros.
"Papás cada hijo es distinto y necesita por lo tanto los cuidados adecuados".
Guillermo Vera,, obispo Diócesis de Iquique."