El día 5 de noviembre algunos parlamentarios del Frente Amplio se unieron para exponer sus opiniones respecto del presupuesto.
Probablemente en búsqueda de apoyo, decidieron unirse para darle más sustento a su crítica, cosa que podría haberse hecho con el respaldo de alguien que hubiera diseñado y evaluado políticas públicas en su trayectoria laboral.
Presumiblemente capaces en sus diversos campos, un psicólogo, un ingeniero, una administradora pública y un egresado de derecho, pusieron muchas ganas, pero poca rigurosidad, a un extraño y poco comprobable análisis del presupuesto.
Sabemos que no hay malas intenciones en ellos; esperemos que la corta edad haya sido la causante de esos involuntarios errores.
Diversidad Funcional
La discapacidad como categoría de la ciencia de la salud, ha colonizado a otras esferas del conocimiento, impulsando a la sociedad a pensar, actuar y sentir que las personas con diversidad funcional son sujetos con deficiencias que se encuentran por fuera de la norma. Asumir la diversidad funcional implica cambiar el foco de atención, trasladando las creencias, discursos y acciones desde el reconocimiento de la diferencia del ser humano en legítimo derecho a existir en sus diferentes expresiones.
Hay muchas diversidades posibles, somos la diferencia de Otro u Otra, la alteridad en sus múltiples formas físicas, sensoriales y/o mentales posibles, y así como la etnicidad o la clase social, representan criterios privativos de distinción, la diversidad funcional da cuenta de una distinción fundamental.
Sin embargo, y dado que la sociedad no está preparada para esa distinción, la diversidad funcional sigue siendo una imposibilidad social, pues en los discursos de la vida cotidiana se siguen categorizando a los sujetos como cuerpos enfermos que deben ser normalizados. Por tanto, no basta con trasformar políticas públicas, cambiar los nombres y/o categorías para asumir a la persona con diversidad funcional como un legítimo otro, sino que involucra una transformación de la cosmovisión de sujeto diverso y una transformación de la relación a nivel cotidiano.
Vicky Parraguez,
académica Terapia Ocupacional
Universidad Andrés Bello
Ricardo Oyarzún