Cuando estaba con los planes de dejar Santa Cruz (Bolivia) su hija de tres años estuvo a punto de padecer leucemia, por lo que se tuvo que quedar cuidándola hasta que se mejoró. Un gran dolor sintió al despedirse de ella.
La mujer de 34 años expresó que "una navidad pasarla sin la familia es muy triste y cuando uno tiene hijos es peor todavía, porque cuando uno ve a un niño llorando en la calle se le parte el corazón, uno ve a su hijo ahí".
Ella las cataloga como unas "guerreras porque hay que pensar que cuando uno sale de su estabilidad para volver a empezar, estás dejando atrás muchas cosas, entonces eso para mí es valentía salir del nido de donde creciste".