@CharlyWhisky
En el #DiaDelPatrimonio2019, no dejo de acordarme lo abandonado que continúa el Edificio de la ex Aduana de Iquique. Mucho discurso, mucha foto, muchas promesas y fechas, pero todavía no veo ni un movimiento para su restauración, cuidado y conservación.
#VamosJarryCHV Rodrigo Hernández te dejo invitado al tercer nacional de menores que realizaremos en Iquique en mes de julio. Vamos Nico.
A esperar que Iquique le gane a la U. No queda de otra.
Queremos que Chile se desarrolle y lo haga desde las regiones. Para ello es fundamental descentralizar, pero hay que hacerlo bien, pues el equivocarnos puede ser muy perjudicial y su consecuencia será que seremos más centralizados que hoy.
Se aprobaron a fines del gobierno pasado dos leyes que establecen la elección directa de los intendentes, que pasarán a llamarse gobernadores regionales; y otra de fortalecimiento a los gobiernos regionales que regula el traspaso de algunas competencias. En octubre de 2020 se elegirán popularmente a estas autoridades. Se ha instalado en la ciudadanía que este acto democrático será la solución a los problemas de las regiones y ello no será así. Esta descentralización política, sin que vaya acompañada de la administrativa y fiscal, tiene un mal pronóstico. De nada servirá tener un gobernador electo si éste no tiene atribuciones o competencias claras y, por supuesto, recursos para ejercerlas.
El país busca un pronto desarrollo. Para lograrlo es importante que las regiones avancen a la par y se estrechen las brechas de desigualdad que existen en relación a la capital y centro del territorio. Para ello, efectivamente, se debe descentralizar, lo que se viene tratando de hacer desde hace tiempo sin buenos resultados. Las razones pueden ser varias, no se quieren ceder cuotas de poder, falta capacitar capital humano en regiones, falta descentralización fiscal y buenas políticas públicas en la materia, entre otras.
Hoy en forma urgente debe generarse responsablemente una voluntad política de todos los sectores para mejorar la actual legislación de manera tal de asegurar que su aplicación y entrada en vigencia logre el objetivo buscado: descentralizar y que las regiones tomen acertadamente sus propias decisiones de la mano de sus autoridades elegidas por la ciudadanía.
Uno de los mayores temores es que vamos a tener un gobernador elegido popularmente y una transferencia de pocas e irrelevantes competencias. La ley no asegura que las regiones tengan los recursos necesarios para llevarlas a cabo, pues hoy ésta solo contempla los recursos que se requieren para transferir las nuevas atribuciones, pero no para ejercerlas, y ello es clave si queremos lograr una verdadera descentralización.
El Ejecutivo y el Legislativo tienen una obligación de mejorar esta legislación antes de las elecciones y asumir el costo político de haberlo hecho mal, pues de no hacerlo quien pagará este costo serán las regiones, una vez más.
"El Ejecutivo y el Legislativo tienen una obligación de mejorar esta legislación antes de las elecciones".
Luz Ebensperger,, Senadora de la República"
¿Cree que los edificios patrimoniales de la región están en buen estado?
¿Cree que faltan medidas de seguridad para evitar robos en La Tirana?
Es común que las personas observen cómo existen proyectos u acciones del Estado que no son capaces de prever el futuro. Una carretera del segundo acceso que no fue capaz de prever una lluvia y terminó con un tramo convertido en piscina. Que el cierre de las piscinas de Aguas del Altiplano en Alto Hospicio no adelantó el daño ambiental que significan los emisarios en el borde costero en Iquique, o cómo muchas viviendas de Alto Hospicio tampoco han estado preparadas para el suelo salino, lo que tiene a miles de familias damnificadas y el Estado sin capacidad de reaccionar rápidamente.
¿Por qué pasan estas cosas?, ¿por qué los políticos y los técnicos no somos capaces de advertir estas situaciones, y no nos preparamos? Durante años el Estado, la política e incluso la técnica (los métodos de planificación y evaluación) son completamente reactivos y económicos. Reactivos porque el Estado y la política (que son quienes toman decisiones) se mueven y evolucionan en función de cuando las cosas ya ocurrieron. Un grupo importante de personas tiene una necesidad, y coloca presión social y política, y entonces recién los órganos de la política reaccionan y comienzan a elaborar soluciones. Sin embargo, éstas en la gran mayoría de las veces no son capaces de tener una mirada prospectiva sobre los escenarios que afectarán ya sea una política pública o una gran obra en la ciudad. Son económicas, porque el Estado y su clase política se convenció en el paradigma economicista de la eficiencia de la oferta y la demanda, esa máxima económica de que los recursos son escasos y las necesidades muchas, pero que olvidan completamente la escala humana y el análisis más amplio y multidimensional de las causas y consecuencias de las políticas públicas y proyectos públicos.
Hay carencia de mirada de largo plazo y análisis prospectivo, de futuro sobre los proyectos que se diseñan y ejecutan. Más aún, el modelo que se reproduce es reactivo, y no parece existir en la política la capacidad de colocar lo importante de manera balanceada sobre lo urgente.
De no avanzar hacia una mirada de largo plazo y acciones que sean capaces de prever más escenarios posibles, seguiremos reproduciendo la política del cosismo y por sobre todo gastando más y más recursos de los necesarios. No estoy desacreditando la evaluación social y económica de los proyectos, sino el alcance de los mismos, puesto que cuando no existe un equilibrio adecuado se terminan gastando más plata, atrasando aún más las obras y proyectos, lo que socialmente contribuye a una percepción de lo público como ineficiente e incapaz de haber pensado qué algo más podría suceder. Esa desafección queda plasmada en el desinterés de las personas por participar en la discusión de los asuntos públicos, y por lo tanto la impresión que lo único aceptable es aquello que somos capaces de resolver por nosotros mismos.
Pensar de esta manera y accionar en consecuencia no es fácil, porque es disruptivo y va a contrapelo del quehacer político general. Sin embargo, la sociedad necesita de quienes seamos capaces de mirar más adelante y prever los máximos escenarios posibles, construyendo así una sociedad mucho mejor para las personas, con mayores garantías y cuidando los recursos de todas y todos.
Gonzalo Prieto Navarrete
Arturo Morales Romo