El tránsito de la droga
El Observatorio del Narcotráfico en Chile, elaborado por el Ministerio Público, incluyó en su última entrega un capítulo especial para una nueva vía de ingreso de drogas al país: la marítima.
Y no sólo eso, el reporte, que se realiza todos los años y se construye con información recabada en cientos de investigaciones penales, advierte cuáles son las zonas que emplean los contrabandistas para desembarcar su mercancía, siendo el borde costero próximo a Mejillones una de las más frecuentes.
En efecto, el informe expresa que con el reforzamiento de los controles terrestres en el norte de Chile y el sur de Perú, los contrabandistas están volcando su mirada al mar y han comenzado, de manera incipiente todavía, a enviar sus cargas en embarcaciones menores (12 a 18 metros de largo) desde Colombia al norte de Chile, para posteriormente seguir su trayecto por tierra hacia el centro del país y desde ahí a sus destinos finales.
Así, en los últimos años, la policía marítima peruana ha detenido por lo menos tres embarcaciones con droga que en sus cartas de navegación tenían identificado un punto cercano a Caleta El Yeso, en Mejillones.
Los antecedentes son un llamado de atención que debe ser considerado.
Es un hecho que las bandas que se dedican al tráfico de drogas siempre están buscando formas para burlar los controles y la extensa y muchas veces poco vigilada frontera marítima de nuestro país ofrece ventajas importantes.
De momento son pocos los casos detectados, pero no por eso el problema debe tomarse a la ligera. En Tarapacá, en las caletas cercanas al control del río Loa se han detectado embarcaciones dispuestas a salir con droga y burlar el control.
La incorporación de este tema en el informe elaborado por el Ministerio Público es un importante primer paso, porque arroja luz sobre un problema que hasta ahora estaba bastante oculto.
En la medida que los controles terrestres son potenciados con tecnología y recursos humanos, los envíos por mar podrían crecer, y para eso las instituciones deben prepararse.
El narcotráfico ha demostrado en las últimas décadas tener una gran capacidad para reinventarse y si las autoridades no están vigilantes y prestas, el riesgo es reaccionar demasiado tarde.
"De momento son pocos los casos detectados, pero no por eso el problema debe tomarse a la ligera".