Los tan nombrados, evocados, discutidos, defendidos, repetidos, los fundamentos de muchas constituciones, partiendo por Estados Unidos, Francia y todos quienes les tomaron por ejemplo.
Tenemos instituciones con personas especialistas del tema, y quienes se declaran sus más fieles aseguradores y protect
ores para hacerlos cumplir y respetar a cabalidad. Sin embargo, estos han quedado en los papeles, han formado también parte de la burocracia, el sueño de verlos ser los principios fundamentales para sociedades iguales y justas se guardan en archivos y discursos bonitos cada cierto tiempo.
Las grandes crisis sociales en nuestra contemporaneidad tienen origen en el olvido de estos Derechos.
La educación tiene una deuda con ellos, la salud, la vivienda, el trabajo, y cómo sino , una de las materias más incidentes en gran parte de la vida de las personas, la economía. Todos son zombies sin alma deshumanizados, por no tener a estos derechos como su piedra angular. Nuevamente la responsabilidad de arreglarlo cae en la ciudadanía, pues somos los principales actores políticos, cómo no, si debe servir la política para nosotros.
¿Cuánto sabemos de los derechos humanos?
¿Cuándo fue la última vez que los repasamos o estudiamos?
¿O discutimos conscientemente sobre ellos en la mesa?
Ciudadanos, la responsabilidad de lo que está pasando también es nuestra. Hay un dicho: "no se le pueden pedir peras al olmo", en este caso, no puedo pedir una sociedad mejor si personalmente no queremos mejorar.
Paro
Con un país paralizado es importante que los ciudadanos sean comprensivos con el resto y no utilicen la instancia para sacar provecho personal, en temas de transporte, por ejemplo.
Hay varios que quieren protestar y estar en las marchas pacíficas, pero por el trabajo, tienen que seguir con su rutina y la falta de transporte es un problema que el resto no debe potenciar con cortes de calles o servicios con pasajes carísimos.
Soledad Berríos
Hernán Sanquea