La última vez que me encontré con mi amigo Enrique fue cuando le informé que tenía digitalizado el libro sobre la "Presencia Italiana en Tarapacá salitrero 1860-1960" y que iba a revisarlo para las correspondientes correcciones, me respondió "apúrate". Indudablemente que estaba muy interesado en su publicación. Pocos días después ocurrió su lamentable partida que nos consternó. La colectividad italiana residente perdió a su representante consular que por tantos años ejerció en reemplazo de su padre, el Dr. Juan Lombardi B. Ahora ese cargo recayó en el hijo de Enrique: Juan Carlos.
Enrique Lombardi Solari era un iquiqueño encariñado con su tierra, que no se cambió de casa ni de barrio, el Centro. En su oficina consular el librero estaba repleto de textos de historia, interesándose especialmente por todo lo relacionado con Iquique y su hinterland. Su amor por el mar se explica: por parte maternal tenía sangre genovesa. Su segundo hogar estaba en caleta Yapes.
Su abuelo Santos Lombardi era originario de la zona de Alessandría (Piamonte), fronteriza con la Liguria. Se instaló en Tacna, en el valle del Caplina, donde ya había muchos compatriotas. En 1880, durante la Guerra del Pacífico, aquella ciudad quedó en poder de Chile hasta 1929, año que fue devuelto al Perú. En este tiempo, en 1909 nació su padre Juan Lombardi en el seno del matrimonio Lombardi-Borgoglio. Juan más tarde abrazó la carrera de medicina, recibiéndose como médico cirujano. Ejerció su profesión en Iquique, donde conoció y se casó con Inés Solari Magnasco, de padres genoveses. Entre los hijos de ese matrimonio se halla Enrique, que concluyó sus estudios con el título de ingeniero comercial. Era usuario destacado de Zofri.
Su padre por su meritorio servicio profesional fue distinguido por la Municipalidad de Iquique, nombrándolo Hijo Ilustre con un diploma y medalla de oro. Se desempeñó como vicecónsul de Italia en reemplazo de Héctor Canevaro Luza. El Dr. Lombardi a su vez fue sucedido por su hijo Enrique en ese cargo honorífico. Su antigua casona de la época salitrera servía de escenario de la entusiasta celebración de la República de Italia (2 de junio de 1946). Era expresión de su italianidad pero sin dejar de ser un buen iquiqueño. El gobierno italiano lo honró con la condecoración de Comendador.
No se puede dejar de señalar que su madre , Inés Solari Magnasco, se destacó por su labor social. En su memoria hay una calle de la ciudad que lleva su nombre.
Estas líneas son una ofrenda para un amigo y destacado integrante de la colectividad italiana residente de Iquique, totalmente parte de la comunidad local.
Mario Zolezzi V.