Ciencia y Educación de calidad
En estos días los futuros universitarios han respondido la PSU, en un ambiente complejo y con un tácito consenso que esta prueba es un mal predictor. No es tarea fácil resolver este problema, porque en Chile existe la idea que llegar a la universidad es una meta obligatoria, desconociendo la importancia de la educación técnica. La universidad no puede ser una meta en si misma, por lo mismo, es necesario un proceso de selección de los postulantes.
Los jóvenes que eligen carreras científicas enfrentarán un largo camino que no siempre es bien recompensado, considerando el esfuerzo intelectual y los años de estudio. Tengo una sensación que, en lo que va corrido de este siglo XXI, la ciencia y la tecnología, a pesar que han avanzado como nunca antes, tanto en velocidad como en profundidad de los descubrimientos, ya no gozan de esa credibilidad pasada, especialmente entre los jóvenes chilenos. ¿Será que les seduce menos ser científico?
Existe una imagen estereotipada del quehacer de los científicos, como si estuvieran fuera de la sociedad en la que habitan. Sin embargo, hemos visto a muchos destacados investigadores, hombres y mujeres, que se han pronunciado apoyando las demandas sociales en Chile, exigiendo también una educación de calidad, porque tienen plena conciencia de su importancia para el desarrollo país. Si la educación universitaria pierde calidad, las carreras universitarias científicas (incluyo a las ciencias sociales) son las que más se resienten, pues nuestros nuevos científicos no podrán competir en igualdad de condiciones con sus pares de otros países.
Por lo anterior, me resulta muy difícil de entender que cada año en las universidades se pierden clases, por justificadas que sean las demandas estudiantiles, porque dejar de estudiar es una pérdida irreparable para los futuros profesionales. Una educación de calidad es por definición una enseñanza libre de toda presión, transparente en la búsqueda de la verdad, y actualizada con los más recientes avances de las disciplinas del saber, pero sobre todo es una educación basada en valores. Por ello, seguiremos insistiendo en convocar a los jóvenes a soñar, investigar y mirar el mundo a partir de la tradición de 500 años de la ciencia moderna, empinarse "sobre los hombros de gigantes", como dijo una vez Isaac Newton.
"Una educación de calidad es por definición una enseñanza libre de toda presión".
Sergio González M., Premio Nacional de Historia, 2014"