Salidas

Si bien se ve a mucha gente en las calles, principalmente en las mañanas, la realidad es que todos tratan de hacer sus trámites rápidamente para volver al hogar. Hay que propender a los trámites online y evitar lo más posible la aglomeración.

Salud mental

Con el correr de los días las situaciones de estrés aumentan debido al encierro. Es necesario generar instancias que permitan mejorar el diálogo al interior de los hogares y expresar las situaciones que nos generan estrés y tratar de liberar las energías negativas.

Leyes del tránsito

No porque las calles estén vacías y las autoridades preocupadas con la pandemia, significa que los automovilistas incumplan las leyes de tránsito. Por estos días varios estacionan donde quieren e incluso se pasan la luz roja de los semáforos al no ver a nadie. Respetemos.

Economía familiar

El coronavirus no solo se ha transformado en un avasallador virus que le ha quitado la vida a más de cien mil personas en todo el mundo, sino que significará un desastre para la economía de muchos países en desarrollo y millones de personas que han perdido trabajo o la forma de ganarse la vida por el cierre de pequeños negocios.

Si bien aún no se ha entregado el último informe de empleabilidad del Instituto Nacional de Estadísticas, que debería traer datos de desempleo en el país durante los primeros días de coronavirus, para nadie es un misterio que las estadísticas serán lapidarias.

Por lo mismo el Gobierno ya está inyectando recursos para socorrer a las familias más vulnerables con bonos y otros beneficios que buscan ser un apoyo, como también las modificaciones para poder cobrar el seguro de cesantía y otras instancias que intentan impedir que la economía colapse.

Por otro lado, aunque contrariando la orden de buscar el distanciamiento, miles de personas en el país siguen saliendo a la calle en busca de conseguir los recursos para poder solventarse.

Ejemplo de ello son el gran número de vendedores ambulantes que con ingenio han adaptado su venta a lo que actualmente demandan las personas, como las mascarillas y alcohol gel, varios de los cuales tuvieron locales establecidos que debieron cerrar y por lo mismo reinventarse comercialmente.

Muchos que antes se ganaban la vida en servicios o vendiendo artículos que no son de primera necesidad se enfocaron en aquellos que ahora están demandando las personas, pensando que en un sinnúmero de casos quedarse en la casa significa salvarse del virus pero "morirse de hambre".

En este sentido, que los países los esfuerzos se enfoquen en generar las mejores medidas preventivas y no llegar a acciones extremas. Para ello debemos ser solidarios y aquellos que pueden resguardarse en los hogares para evitar la propagación del virus, deben hacerlo.

El COVID-19 se terminará expandiendo a todo el país en un gran número de contagios, pero debemos ser capaces de que esta crisis no colapse nuestro sistema de salud y luego la economía con todo lo que implica.

"Vendedores ambulantes que con ingenio han adaptado su venta a lo que actualmente demandan las personas, como las mascarillas".

En pocos meses este virus nos ha llevado a extremar las medidas de seguridad y a reducir nuestro mundo al metraje de las casas, exigiéndonos con el distanciamiento social tanto el respeto por los nuestros, como también por quienes nos rodean.

Pero si bien el distanciamiento social es el mismo para todos, es claro que lo estamos viviendo de manera diferenciada, no solamente por el barrio o clase a la que se pertenezca, sino por la conciencia social que se tenga. Así producto del coronavirus mientras algunos están seguros, abrigados, alimentados y conectados, cientos de personas ven con incertidumbre su futuro, pues están perdiendo su trabajo y con ello los recursos para afrontar los meses que se prevén serán los de mayor número de casos.

Esta grave situación hace por cierto incomprensible el hecho de que, mientras miles dan ejemplo de compromiso en los equipos de salud, han salido a la luz las agobiantes diferencias que nos dividen y se traducen, por ejemplo, en hechos como el viaje en helicóptero a segundas viviendas, grandes fiestas y paseos por la costaneras de Chile. En tanto otros, desde sus viviendas y muchas veces hacinados, sienten al ver y escuchar esto que su cuarentena voluntaria no es valorada.

¿Qué nos queda hacer entonces? Ser resilientes y pensar respecto a qué tipo de sociedad queremos ahora, y cómo desde el distanciamiento social hacer los cambios que se necesitan. Es aquí donde, tanto la educación familiar como la formal, entregada por jardines, escuelas y universidades, debe coordinarse y tener un vuelco que vaya más allá del aumento o disminución de contenidos, basándose más en valores para formar personas y ciudadanos que aporten a la sociedad.

Hoy no podemos darnos el lujo de continuar siendo individualistas, pues necesitamos vivir como una verdadera comunidad, donde niños, jóvenes y adultos dejen atrás el atávico concepto de competencia, reemplazándolo por empatía, pues nuestra vida más que nunca depende de nuestra buena convivencia con los otros.

"Hoy no podemos darnos el lujo de continuar siendo individualistas".

Alberto Martínez,, rector Universidad Arturo Prat"