Irma Ulloa: "Somos la cara no visible de la primera línea"
La enfermera jefa del programa de control de infecciones, previene los riesgos de los médicos tratantes de pacientes COVID-19 positivos.
Desde el inicio de la pandemia del COVID-19 en la región, y ante la actual demanda en la que se encuentra el hospital regional de Iquique, cuatro enfermeras que integran el programa de control de infecciones convirtieron el recinto en sus casas.
Estas profesionales de la salud permanecen las 24 horas y los siete días de la semana fiscalizando al personal médico, para evitar eventuales brotes y focos de contagios en las áreas críticas del centro asistencial, con especial énfasis en los lugares donde permanecen pacientes infectados.
Desde dicha unidad se establecieron los protocolos para el abordaje clínico de los enfermos por COVID-19, y estas profesionales son garantes de que todos en el hospital cumplan en mantener los implementos de seguridad para evitar contagiarse.
"Somos la cara no visible de la primera línea, enfermería no solo abarca la atención clínica, sino que también lleva a cabo investigación, docencia, administración, hacemos muchas gestiones y todo está asociado a que tenga un impacto positivo en la calidad de la atención al paciente y su seguridad", explicó la licenciada Irma Ulloa, enfermera jefa del programa.
Fueron horas las que el equipo pasó para adecuar los protocolos ya establecidos, en una nueva estrategia para abordar un virus que ya en la región suma 85 fallecidos. Ulloa cuenta que pese a los temores que existían en un inicio, las horas de experiencia van dejando aprendizajes importantes de cómo tratar un virus cuyo mínimo error se traduce en un contagio.
Con 12 años de experiencia, ocho de ellos trabajando en el hospital regional, la profesional expone que "el temor siempre es a lo desconocido, entonces cuando uno logra conocer cómo trabajar los temores van disminuyendo, la verdad es que uno dentro del área hospitalaria debiera estar más seguro incluso que afuera, porque uno se maneja y sabe cómo protegerse".
Las cuatro enfermeras acuden diariamente a las unidades críticas del centro asistencial, donde no sólo supervisan a los médicos en el manejo de sus implementos de seguridad y atención de los pacientes, sino que son pieza clave en la bioseguridad del retiro de toda esta protección como las mascarillas, antiparras y ropa quirúrgica, ellas deben revisar cuidadosamente el protocolo para que los doctores no sufran contagios.
"Los funcionarios saben que nuestra intervención no es para atacar o amedrentar, sino que es sencillamente para evitar que se contagien, si se pueden hacer mejoras se aplican las mejoras, del error uno siempre saca un nuevo objetivo", asentó Ulloa quien es esposa y madre, y ha obtenido de su familia un soporte sólido para afrontar sus nuevos retos.
"Tenemos turnos cansadores, estamos llamados a estar 24/7 y sino estamos acá estamos contestando teléfonos todo el día, venimos los fines de semana a supervisar, a veces las necesidades aumentan, entonces debemos volver de nuestras casas si es que nos fuimos, tenemos que estar atentos al llamado por toda esta situación", enfatizó Ulloa.
Protocolos
Desde el programa de control de infecciones las enfermeras mantienen investigaciones constantes para ajustar los protocolos a lo exigido por la autoridad sanitaria. También revisan otras experiencias en centros de salud de Chile y el mundo para sumar mayor conocimiento en el manejo de la seguridad en la atención de pacientes contagiados por el COVID-19. Supervisan a diario a los médicos de la primera línea y áreas críticas.