Las mujeres

La partenogénesis es una forma de reproducción asexual en la que el óvulo se desarrolla hasta transformarse en un nuevo ser vivo, sin haber sido fecundado. Esta particular capacidad de generar vida, está presente en algunas hembras del reino animal, pero no en la especie humana. Sin embargo, es frecuente escuchar la expresión "las mujeres se embarazan" como si fuésemos solitarias partícipes de la procreación. Sí: las palabras construyen realidades que, muchas veces, las leyes perpetúan en el tiempo.

Así, la creencia de que "las mujeres se embarazan", nos ha marcado con una letra escarlata que castiga nuestro potencial reproductivo. En Chile, se nos pregunta en las entrevistas laborales si tenemos planes de "tener familia", pero a los hombres no. El trasfondo real de esa pregunta, es saber si, eventualmente, nos ausentaremos en caso de enfermedad de nuestros hijos o hijas menores de 1 año; si nos iremos más temprano, o empezaremos la jornada más tarde, por ocasión de la lactancia; si tendrán que asumir el costo de la sala cuna, o prescindir de tus servicios por el legítimo uso de tus períodos de pre y post natal y, derechamente, si tendrán que bancarse un fuero maternal.

Todo ello, a raíz de las leyes que "protegen" el fruto de nuestros úteros caprichosos que se embarazan. Pero la biología, y de paso la antropología y la sociología, contradicen estas leyes con argumentos irrefutables: las mujeres no nos embarazamos, sino que somos portadoras de un estado gestacional llamado "embarazo" que, necesariamente, requiere de información genética femenina, pero también masculina, para generarse.

Y dado que somos seres gregarios, nos valemos de una comunidad para existir. Si la Constitución aprendiera esto, hoy no estaríamos rogando por un post natal de emergencia, ni teniendo que aceptar echar mano a nuestros seguros de cesantía, para evitar la renuncia al trabajo. Estaríamos hablando de corresponsabilidad parental como una inversión país, y de la infancia y su cuidado como un deber de toda la sociedad. Porque las leyes ya habrían entendido, que lo productivo, no es posible sin lo reproductivo.

"La biología, y de paso la antropología y la sociología, contradicen estas leyes con argumentos irrefutables: las mujeres no nos embarazamos..."

Gissel Godoy Riquelme, Arquitecta-MBA

Dicen que las crisis retratan lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros, y la Covid19 está dejando un claro registro de nuestro país y de las formas tan arraigadas de liderazgo en nuestra sociedad.

Hace algún tiempo escuché una frase que me pareció demoledora: "el que sabe, sabe, y el que no, es jefe"; dejándome claro que las personas no tienen grandes expectativas sobre las capacidades de quienes tienen en los niveles superiores de sus jerarquías. Más bien percibí un aire de resignación. No hay nada peor que perder la fe y dejar de confiar en "los de arriba" como los dueños de la brújula que nos debería guiar en momentos de buen tiempo, pero también de tempestad.

Es necesario también profundizar en que existe una diferencia entre "ser líder" y "ejercer liderazgo". La primera de ellas hace referencia a esa figura que con más o menos voluntad, ocupa un cargo de responsabilidad. Lo segundo se entiende como aquel que, sin muchas veces ser la cabeza visible, es reconocido por su equipo como aquella figura capaz de movilizar a su entorno hacia un objetivo común. Y cuando el líder ejerce el liderazgo acorde al equipo y las circunstancias, el éxito es altamente probable.

Existen múltiples formas de liderar, y la que me gustaría destacar en el momento actual, es el denominado "liderazgo femenino", que no necesariamente es aquel ejercido por una mujer, sino que es aquel estilo de influencia que perdura desde la época de las cavernas hasta nuestros días. Mientras el hombre se dedicaba a cazar y proveer de alimento a la prole, la mujer era -y aún muchas veces lo sigue siendo hasta nuestros días- la responsable de distribuir los recursos, cuidar de los hijos sobre todo de las amenazas en un ambiente hostil y que en sociedades que aún perduran, de trasladar el agua desde un pozo al hogar, sin perder de vista los peligros del camino.

En el contexto sanitario actual, de los 194 países registrados en el mundo, 12 países han destacado por el manejo de la pandemia. De ellos, siete son naciones lideradas por mujeres, que han tenido en común tres características fundamentales: la toma rápida de medidas por muy difíciles que fueran, se han basado en decisiones innovadoras y han comunicado con empatía.

Estamos en un momento difícil de la pandemia, con un camino que los expertos dilucidan como complejo. Es por ello que el estilo de liderazgo es clave en todos los niveles. Ejercer influencia, confianza, comunicar con empatía, sirviendo a los demás, con una fuerte base técnica y conociendo la realidad social, son valores que se deben capitalizar para responder al "por qué", la cual es clave para generar el compromiso no solo de los equipos sino de todo un país frente a la pandemia.

María José Muñoz

MBA executive EAE Business School