Emociones a flor de piel
Elijo vivir esta pandemia como una oportunidad, como un regalo para aprender a aumentar mis niveles de conciencia y comprender las emociones básicas: alegría, tristeza, rabia y miedo. Hoy en día nos reímos poco. La risa es una manifestación de la alegría, es la emoción que nos contiene cuando no estamos bien, cuando atravesamos situaciones difíciles.
El llanto es un acto de salud mental, llorar nos limpia el cuerpo y el alma. El miedo es un estado de alerta y podemos reconocer que estamos asustados. La rabia es la emoción permitida y reforzada socialmente porque nos vemos.
Pilar Sordo nos dice al respecto de las emociones: "La gente se viste de enojada y mientras más tristeza tiene más gruesa es su ropa".
Nuestros jóvenes no saben canalizar sus emociones, tienen una baja tolerancia a la frustración y un limitado control de impulsos que, sin lugar a dudas, ameritan que el sistema educativo incluya la educación emocional de manera transversal. En este proceso se debe incluir a las familias como principal ente formador. He visto alumnos lanzando sillas sobre un compañero porque no les gustó su opinión o grupos de niñas llorando por cosas banales, porque no saben manejar sus emociones".
La Dra. Céspedes, neurosiquiatra infantil y colaboradora de Fundación Grupo Educar, afirma que la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de las personas para gestionar de modo adecuado sus emociones y establecer relaciones positivas y creativas con los demás, centradas en el respeto y la empatía. "En Chile ha ocurrido un deterioro creciente de la inteligencia emocional en niños y adultos, lo cual se refleja en el modo inadecuado de resolver conflictos y de comunicarse, especialmente en situaciones difíciles. Se hace muy necesario entonces desarrollar la inteligencia emocional y encontrarnos con nuestras luces y sombras para poder continuar". Nuestra cultura debe comenzar a crecer y evolucionar.
Cuando todo esto haya pasado intentemos alargar los abrazos, besar con sentido, compartir de corazón y aprender a encontrar puntos de encuentro.
Si no entendemos que la pandemia somos los seres humanos y el virus somos nosotros, no hemos entendido nada. Todos estamos aprendiendo y creciendo día a día como seres humanos. En este proceso es primordial acompañar a nuestros hijos, alumnos, apoderados, familia y especialmente a todos los profesionales de la salud que salvan vidas.
Los invito a salvar vidas, a reencontrarnos con nosotros mismos, a limpiar nuestra casa interior, a eliminar todo aquello que ya no tiene sentido.
"Todos estamos aprendiendo y creciendo día a día ".
Mirna López Howard, profesora de Lenguaje