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-Suele criticarse justamente como irresponsable la posibilidad de retirar fondos de las AFP. Usted ha hecho una propuesta de hacerlo hasta cierto monto, posponiendo la jubilación.
-Así, es. Entre las propuestas de hacerlo de forma responsable está que la gente repague el retiro con un crédito. La que yo mismo propuse, que creo que es más simple, es que la gente pueda retirar fondos a cambio de extender su edad de jubilación.
-¿Lo criticable es el retiro gratuito entonces?
-El retiro gratuito, sin compensación, significa que se va a tener una menor pensión el día que jubile. Y estas ya eran bajas. En mi propuesta se busca precisamente que no se afecten las jubilaciones finales. La idea es que uno pueda sacar los recursos, por ejemplo, un millón de pesos, postergando la jubilación en un año, aunque la verdad tal vez para el trabajador promedio corresponda a postergar la jubilación en 9 meses. De ese modo, si postergas la jubilación un año más, vas a tener la misma pensión que tendrías jubilando en la fecha, pero podrías sacar hasta un millón o millón y medio de pesos hoy día.
-En cuanto al subsidio de cesantía, supone una situación temporal y breve. ¿Es esa la mejor aproximación y puede irse ajustando como sucede con el reciente proyecto que lo mejora y amplía?
-Efectivamente se tendría que modificar. El subsidio de cesantía normal caduca al sexto mes, y hay situaciones especiales en que puede ser hasta ocho meses, con pagos decrecientes. Si esta situación fuera a durar más, va a ser necesario extenderlo, lo que naturalmente requiere otra ley, como se propone, pero naturalmente creo que el Congreso estará muy dispuesto y abierto a hacerlo.
-Los créditos a las empresas pequeñas y medianas, ¿han sido efectivos? Se escuchan quejas de que los bancos son renuentes a asumir su parte de riesgo. ¿Se pueden estimular esos créditos?
-Se han dado muchos créditos. Sería una exageración decir que se han dificultado. Entiendo que han dado cerca de siete mil millones de dólares en crédito. Pero efectivamente hay propuestas de reducir un poco lo que tiene que poner la propia empresa y dar una mayor garantía. Pero son afinamientos que la verdad no estoy en condiciones de enjuiciar. Creo que en general se ha dado bastante crédito. Y en el fondo el punto está en la necesidad de extender los plazos en la medida que la pandemia siga.
-¿Y qué pasa con las grandes empresas?
-Con las grandes empresas, al parecer, no ha pasado nada. Lo único que sabemos es de Latam, que se ha visto complicada por la drástica baja de los vuelos, que ninguna empresa es capaz de sostener. Yo soy de la política de que respecto de las grandes empresas sí es importante mantenerlas operacionales, que la ayuda que les fuera a dar el Estado sea a cambio de acciones en la empresa, no un crédito normal, porque el día que la situación mejore el valor de la acción en la Bolsa va a subir y el Fisco tiene que hacerse beneficiario de esa alza. El interés público no es salvar a los accionistas, sino mantener el empleo y la empresa funcionando.
-¿Hay algunas otras medidas que usted recomendaría?
-Bueno, la más importante y que no se ha contemplado aún, repito, es ocupar parte de los ahorros que la gente tiene en los fondos de pensiones, pero hacerlo de manera responsable, insisto. Lo que propongo es que se extienda la edad de jubilación para que se tenga finalmente la misma pensión que habría tenido con los recursos que se sacan. O, alternativamente, como proponen otros, que se devuelvan, como un crédito, cotizando más, cosa que encuentro un poco más complicada que la propuesta mía que es bastante sencilla y comprensible.
-La recuperación económica, ¿depende exclusivamente de la situación sanitaria?
-Básicamente depende de eso. Si se descubriera una vacuna o una medicina que asegurara que la mortalidad baja, se permitiría que todo el mundo fuera a trabajar. Incluso así no se recuperaría todo el empleo de inmediato, pero la gran mayoría de las empresas recontratará a su gente. Las líneas aéreas probablemente no, porque la gente va a ser prudente. Va a haber menos turismo, menos hotelería, pero gran parte de la actividad va a volver. Eso es lo que se proyecta por el Banco Central, lo que proyecta el Fondo Monetario. Pero no va a recuperarse del todo la caída que haya, digamos, si este año cae un 7%, no se va a recuperar del todo hasta entrado el año 2022. Y, por consiguiente, el empleo va a depender de eso.
-¿Y cómo entre a jugar allí el acuerdo gobierno-oposición pactado?
-Hay políticas que están contempladas en el paquete de 12 mil millones de dólares, para la reactivación, es decir, no sólo tener recursos para ahora, para aminorar la crisis, sino también tener recursos para gatillar la reactivación: hay subsidios contemplados para la recontratación de mano de obra, hay aumentos significativos en obras públicas y en la construcción de viviendas que suelen generar bastante empleo. Y esas medidas serían para gatillar la recuperación. Una vez que ella empiece pasa a ser como una bola de nieve. O sea, más gente entra a trabajar, empieza a gastar más; y si la gente gasta, se contrata más y así sigue. Pero estamos hablando de ya bien entrado el año 2022 para que se recupere la producción del todo. El empleo se recuperará, pero hay dos años de personas que entran a la fuerza de trabajo además de la gente que estaba ocupada antes. Entonces aún a fines de 2022 creo que vamos a tener tasas de desempleo efectivas cercanas al 10%.