Subsidio de arriendo para la clase media

Ante los evidentes impactos en la calidad de vida de las familias provocados por la peor catástrofe sanitaria de los últimos 100 años, el Gobierno presentó una serie de medidas para mitigar los efectos de una pandemia que no es solo sanitaria, sino también social. Dichas iniciativas son parte de la Red de Protección Sanitaria para proteger la salud y vida de nuestros compatriotas, y también de la Red de Protección Social para resguardar empleos e ingresos.

En ese contexto, el Presidente Sebastián Piñera anunció el fortalecimiento y ampliación del Plan de Protección para la Clase Media, que contempla la entrega de 100 mil subsidios de arriendo para quienes han perdido su trabajo o sus salarios han disminuido en un 30%. Este beneficio cubrirá hasta 250 mil pesos durante tres meses para arriendos de hasta $600 mil con una cobertura de hasta 70% del monto declarado.

Un aspecto relevante es que el 60% de los subsidios a adjudicar en este llamado extraordinario -es decir, 60.000-, se entregarán a familias que viven en regiones, esto, como una señal de descentralización y del compromiso del Gobierno con que esta ayuda llegue a los chilenos que la necesitan.

Este beneficio, además, se hace urgente ante cifras que dan cuenta que en el último año 900 mil personas de regiones han perdido su empleo debido a una fuerte caída de la actividad económica. Sabemos bien que la pérdida del trabajo puede llegar a tener un impacto nocivo y muy doloroso para las familias, dado que, sin su fuente laboral, acumulan deudas y muchas veces el no pago del arriendo puede obligarlas a abandonar la casa en la que viven. Esto significa dejar el barrio, sus vecinos, el colegio de los hijos, la red de apoyo de amigos y cercanos, irse a vivir con algún familiar en calidad de allegados, muy probablemente con hacinamiento, subarrendar, trasladarse a un campamento o buscar otros lugares donde vivir.

Precisamente a través del fortalecimiento de esta política de arriendo, enfrentamos las causas basales que precarizan la situación habitacional de las familias que se ven afectadas por un aumento en su vulnerabilidad.

En esa línea, este beneficio es una valiosa ayuda para resguardar el esfuerzo de años de las familias, y que se suma a los programas regulares del Ministerio de Vivienda, que buscan dignificar la vida de las personas y entregarles mayores oportunidades y seguridades.

"En el último año 900 mil personas de regiones perdieron han perdido su empleo...".

Felipe Ward, Ministro de Vivienda

La Organización Mundial de la Salud define Salud Pública como "las acciones colectivas e individuales del Estado y la sociedad civil dirigidas a mejorar la salud de la población".

No es solo la atención de salud, es abordar las necesidades en salud de la persona, familia y comunidad, pero también los recursos que se requieren y los servicios que deben estar disponibles para ello, la influencia del ambiente, la educación, la economía entre otros.

Estos últimos componentes han sido histórica y sistemáticamente relegados frente a lo asistencial, y visualmente profundizado en el transcurso de la pandemia.

El 22 de julio de 1955, en pos de cumplir los objetivos de la salud pública, se oficializa el decreto que da nacimiento al Generalato de Zona, estrategia para cubrir las necesidades en salud de los sectores geográficamente postergados, y desde 2015, se hace cargo en parte del déficit de médicas y médicos calificados en la atención primaria de salud urbana.

El programa finaliza con la formación de especialidad de estos mismos profesionales, con intención de dotar la red pública de salud.

Esta política ha permitido un vínculo médico-sociedad más allá del tratamiento, promoviendo la pertinencia cultural e intercultural, liderando ejecución de programas en salud, facilitando la educación y trabajo territorial. Entregando salud con y para la comunidad.

El manejo deficitario de la pandemia nos ofrece una oportunidad, volver a reencontrarnos con los objetivos de la salud pública.

Hoy en su 65 aniversario y con más de 2.800 profesionales a nivel nacional y 76 en la región, el Generalato de Zona puede ser el comienzo para repensar la salud, con perspectiva de género y mirada de futuro.

Fortalecer esta estrategia, con la convicción de que profesionales con las características anteriormente descritas, nos puede llevar a alcanzar de manera más rápida e integral una mejor salud para el país.

Dr. Camilo Montaña Galleguillos Dra. Valentina García Vergara Dra. Claudia Rojas Caniuqueo Dr. Javier Schwerter Lillo Dr. Vicente Salinas Ángel Directiva Capítulo de Tarapacá

Agrupación de Médicos Generales de Zona

La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos indica que mientras la positividad sea mayor al 10% no es recomendado disminuir los grados de desconfinamiento.

Al liberar la movilidad ciudadana aumentará el número de susceptibles, incrementándose nuevamente la carga al sistema de salud.

Para evitar rebrotes, hay que contar con un plan de trazabilidad efectivo. Sin trazabilidad, sin testeo masivo, sin seguimiento de casos ni aislamiento de estos, el plan no será exitoso y se torna peligroso avanzar en un desconfinamiento.

Para tener éxito, es necesario evaluar los indicadores epidemiológicos de trazabilidad, que el nivel central de la vigilancia epidemiológica (MINSAL) debe entregar.

María Jesús Hald Epidemióloga