O'Higgins, patriotismo y pandemia

Cada 20 de agosto, en justicia y con la solemnidad que amerita, los chilenos siempre hemos rendido homenaje a quien es considerado el Padre de la Patria, Capitán General Bernardo O'Higgins Riquelme. Este año, aunque difícil y complejo para el mundo entero al igual que para todos quienes habitamos en esta larga y delgada franja de tierra, rodeada por desierto, mar y cordillera, no será la excepción y aunque de manera distinta, dedicaremos de todos modos una reflexión al héroe máximo de nuestra historia.

Desde muy joven fue capaz de superar las adversidades y desarrollar un carácter que lo puso en las circunstancias más nobles en las que puede estar un ser humano, al tener que decidir entre su vida y la lucha por la libertad de la Patria.

O'Higgins, quien a la postre fuera el militar que comandó no solo las campañas militares que permitieron la independencia de Chile, sino que también aquellas que posibilitaron, junto a San Martín, Bolívar y Sucre, la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la Gran Colombia y del Perú, demostró en innumerables ocasiones su alto sentimiento patriótico, tal como queda registrado en su carta dirigida a Juan Mackenna, en enero de 1811: "Me he alistado bajo las banderas de mi Patria después de madura deliberación, y puedo asegurar a usted que jamás me arrepentiré de haberlo hecho, sean cuales fueran las consecuencias".

Hoy, al conmemorarse el natalicio de nuestro prócer y encontrándonos aun luchando contra este enemigo implacable e invisible, la pandemia del COVID - 19, vemos al Ejército de Chile, La Armada y la Fuerza Aérea trabajando junto a Carabineros y la Policía de Investigaciones, desplegados a lo largo y ancho del territorio nacional con cerca de 70.000 hombres y mujeres que en los últimos cinco meses, al igual que le representara O'Higgins a Freire en Rancagua, les ha tocado estar donde hay más peligro, entregando en el cumplimiento de las diversas tareas encomendadas, lo mejor de sí para ir en apoyo de sus compatriotas, sobrellevando extensas jornadas de trabajo, sobreponiéndose a todas las dificultades, en muchos casos dejando lejos a la familia y seres queridos, e incluso arriesgando sus propias vidas, con el único propósito de servir a Chile.

En esta fecha especial y en homenaje al Padre de la Patria, podemos decir con absoluta convicción, que las nuevas generaciones de soldados, marinos y aviadores han sido las que, en tiempos difíciles, nos han demostrado que el amor a nuestro país, esa virtud y esa disposición a servir a las demandas de la Patria, de la cual somos deudores por lo que esta nos ha legado, sigue del todo vigente.

"Desde muy joven fue capaz de superar las adversidades".

Christian Bolívar Romero,, comandante de la 2da. Brigada Acorazada "Cazadores"

Se ha ido concretando el salvataje del sitio de las famosas minas de Huantajaya. Ya el Consejo de Monumentos Nacionales, por unanimidad, aprobó declararlo como tal y ahora solo falta que, lo más pronto posible, la Ministra de las Culturas y Patrimonio firme el decreto que lo ratifica como merecido Monumento Nacional.Para que ocurriera esto, se dio una asociación virtuosa entre Cordetur, el intendente Quezada, la senadora Ebensperger, la seremi Barrientos de Bienes Nacionales, las agrupaciones sociales y la Asociación de Industriales de Alto Hospicio quienes, en conjunto, lograron solucionar el último escollo que impedía que este largo tiempo anhelado nombramiento ocurriera. Aprovecho la ocasión para destacar y agradecer la pionera idea, de solicitar su nombramiento hace 11 años atrás, al antropólogo Horacio Larraín, al arqueólogo Víctor Bugueño y la geógrafa Daniela Arroyo. ¡Bien por ellos!La salvación del sitio de Huantajaya, se asocia a la recuperación de otros elementos, que son necesarios conservar para la memoria de nuestras generaciones actuales y futuras.Uno de ellos, que no debe ser dejado de lado nunca, es el pecio de la corbeta Esmeralda, que yace abandonada de todo cuidado, en el fondo de nuestra rada.Sus restos han sido objeto de todo lo que podamos imaginar: saqueo, vandalismo, desidia, descomposición por agentes externos, etc.Hay que explicar los términos utilizados:Saqueo: personajes de distinta extracción social, han considerado que los elementos que están en su interior o fuera de él, los pueden sacar para su beneficio, sea este visual o por negocio. Si se hiciera un recorrido por distintas casas y locales en Chile, podríamos tener elementos extraídos de allí, suficientes para hacer un museo.Vandalismo: se han destrozado los restos más allá de los daños sufridos en el combate. Por ejemplo, embarcaciones pesqueras, que inclusive dejaron redes enredadas en ella, o por la extracción de elementos, como su cabrestante, sin tener el cuidado y conocimientos técnicos de como hacerlo, haciendo colapsar toda la cubierta en la maniobra.Desidia: se ha conservado malamente el sitio, considerando que a su alrededor hay repartidos una infinidad de elementos pertenecientes tanto a ella, como a su contrincante, al cual se le desprendió el mascarón de proa, durante el combate. Digo esto, porque la boya, al estar en un lugar alejado de donde está la Esmeralda, permite que se pueda bucear en un sitio que no está debidamente demarcado y menos protegido.Descomposición: su cercanía al emisario de aguas servidas de El Colorado, permite que se depositen sobre su casco, elementos biológicos y químicos que aceleran su deterioro.Los etcéteras se refieren a la tranquilidad con que, todos nosotros, permitimos que un elemento marcado a fuego en nuestra memoria, continúe perdiéndose.Pregunto: ¿Cómo otros países conservan embarcaciones extraídas del mar? ¿Para qué sirvió que un concurso público colocara a Arturo Prat como el mayor símbolo histórico del país? Propongo realizar un estudio, en serio, como el iniciado por el Dr. Cea en 1970, cuando la Esmeralda estaba más completa y que incluso pudo detectar el cadáver de Ernesto Riquelme en su cubierta ya que aún, como en Huantajaya, quedan muchos elementos que deben ser conservados para el futuro.Propongo que se forme una comisión de conocedores del tema, ya que uno de ellos, el Dr. Alfredo Cea, ha fallecido, para que asesore en lo que se debe hacer para el buen resultado de este proceso.Por último, solicito a las autoridades que se involucren en el tema y no se dejen arrullar por el canto de sirena de tener una recreación de ella como museo, la cual si bien es un tremendo aporte para la historia y el turismo: ¡necesitamos la original!, en la que dejaron su sangre los valientes que pelearon en ella.

Hrvoj Ostojic

CORDETUR