Gobernadores regionales para sus territorios
Hace unos días, el Gobierno planteó la opción de postergar la elección de gobernadores regionales, cuestión que no comparto. Hoy más que nunca, en medio de esta pandemia, se hace evidente la falta de una autoridad que no tenga un rol de empleado del Presidente o ministro del Interior de turno.
En el Bío-Bío, por ejemplo, el intendente señaló que dado el nivel de contagios en esa región no debía aplicarse el plan especial de salidas por Fiestas Patrias y fue mandado a callar. Caso similar en Magallanes, donde la seremi de Salud se refirió en duros términos al accionar de su ministerio desde la capital, distante de la realidad de su zona, lo que derivó en su renuncia. Hoy, esa región es una de las que tiene más casos activos en relación a su número de habitantes.
En el caso de Tarapacá, y en materia de económica, es inconcebible que nuestras principales palancas de desarrollo y generación de empleo, como son el Puerto y la Zona Franca, sigan dependiendo de funcionarios administrativos del Sistema de Empresas Públicas en Santiago que, es muy probable, nunca hayan puesto un pie en nuestra región. Es un anacronismo, típico de países subdesarrollados y dictaduras, no ya del Chile democrático del siglo XXI.
Respecto de nuestra infraestructura urbana, también se mantienen dinámicas en la relación Santiago-Regiones que debieran terminar. En la capital se siguen elaborando proyectos sin consultar a la zona donde se emplazará la obra y solo se recurre a ella para obtener el financiamiento, ya escaso a raíz de la pandemia, y sin opción de plantear propuestas más acordes con la realidad del territorio.
Ejemplos que evidencian como intendentes, gobernadores provinciales o seremis al contradecir las órdenes del Gobierno Central, a pesar de ser contrarias a la realidad que a diario viven en sus zonas, deben aceptar o renunciar. Así, el Gobierno Regional se vuelve una simple prolongación del Palacio de La Moneda.
La ley que crea el Gobernador Regional tiene falencias en materia de competencias, atribuciones, financiamiento local y regional, no obstante, se puede solucionar con una "ley corta". Lo que no es posible es seguir con la actual situación, en la que la principal autoridad regional no sea voz y representante de los intereses de la ciudadanía que encabeza.
"Así, el Gobierno Regional se vuelve una simple prolongación del Palacio de La Moneda".
Mauricio Soria Macchiavello, alcalde de Iquique.