Lo chileno
Si dispones el mapa de Chile en forma horizontal, sobre la superficie de Europa, puedes trazar una línea continua desde Madrid hasta Moscú. El recorrido pasa por 11 países, con un número aún mayor, en variedad de idiomas y dialectos, comidas, bailes y trajes típicos, costumbres y tradiciones. Porque así como no existe una única "forma de ser europeo", tampoco existe una única de forma de ser español, ucraniano o checo. ¿Podemos, entonces, decir que hay una sola manera de ser chilena o chileno? Más de 4.000 km de diversidad, extendida desde Visviri hasta la Antártica, nos dicen que no.
En estas fechas, en las que se celebra la "chilenidad", frecuentemente escucho que "hemos perdido lo nuestro". Que la importación de música y usanzas foráneas nos alejan de "lo chileno".
Así, se critican los puntos de venta de pizza y hot dogs en una fonda, las pistas de bailes con cumbias y los destilados caribeños para el trasnoche. Se critica todo aquello que se considera ajeno. Como si lo único legítimamente propio fuese lo producido dentro de los límites del país, con los insumos culturales locales y, particularmente, los de la zona central. Pero hay ahí dos trampas feroces: la división geopolítica que nos imponen los mapas y que desconocen las dinámica territoriales, que nada saben de fronteras y controles aduaneros. Y la definición arbitraria y sesgada de "lo chileno".
Si revisas el origen de la cueca chilena, de la zamba argentina o el festejo peruano, descubrirás que ninguno de ellos es un baile que pueda arrogarse raíces exclusivas del país que representa; porque tanto Chile, como el mundo entero, es el resultado de múltiples influjos a lo largo de la historia.
"Lo propio" no tiene que ver con lo puro, sino con lo que he hecho mío, independientemente de su lugar de procedencia. ¿Quieres un ejemplo? Googlea "Feria de Jerez" y busca imágenes. Se celebra en la primavera de Andalucía, en un parque abierto con una suma de locales con piso entablado. En cada uno, decorado con ramas de palmera, se baila y canta folklore y se bebe vino dulce. Las mujeres llevan vestidos con lunares o flores y enaguas a la vista; los hombres pasean en caballo ataviados de pantalón negro y bolero de igual color, camisa blanca, sombrero de paño y corbatín. ¿Te suena familiar?
"'Lo propio' no tiene que ver con lo puro, sino con lo que he hecho mío, independiente de su lugar de procedencia".
Giseel Godoy Riquelme, Arquitecta-MBA