Mauricio Torres Paredes

A sus 57 años, Mónica Aguirre cuenta que desde marzo que ella y su marido están sin trabajo. Afirma que no ha recibido bonos de ayuda y que su actual labor como vendedora de ropa en la "cola" de la feria itinerante es sacrificada. "Yo pago un arriendo, tengo una enfermedad y ver a mi marido que no encuentra trabajo, ha sido fuerte. Llego a las 5 de la mañana para ganarme un lado, porque también se pelean los puestos. Algunos se creen con el derecho de que la calle es de ellos, pero la calle no es de nadie. Acá nadie tiene permiso", relata, mientras ofrece algunas prendas que eran suyas, pero que ahora vende, pues ya no las usa.

Una historia similar es la de Héctor Gallardo, quien aprovecha también la cantidad de personas que llegan hasta la "extensión" de la feria libre, luego que debiera abandonar el centro ante la ausencia de clientes. A sus 53 años dice que lleva toda una vida dedicado a vender confites en un carrito.

"Tengo a mi hija en la universidad, entonces no me puedo quedar sentado. Ahora estoy el ratito de la feria. Me acercaba al centro antes, pero ahora no se puede, porque no hay gente y bajan las ganancias. Hay que rebuscárselas. Para esto a lo mejor me podrían dar un permiso. He pedido, pero nunca me han dado", cuenta.

Ambos son parte de los cientos de personas que se instalan a vender en los alrededores de la feria, "coleros" que, en medio de la pandemia, funcionan sin permisos, pues sus productos no son de primera necesidad, a diferencia de los alimentos que vende la feria libre establecida.

"UN POCO injusto"

Respecto a la aglomeración que se genera con el comercio informal y ante el reclamo de los feriantes establecidos, el general Guillermo Paiva, jefe de la Defensa Nacional de Tarapacá, expresó que el Jedena es solo uno de tantos actores que deben hacerse cargo de este tema.

"Decir que el problema de los coleros es del Jedena, es un error grandísimo, considerando que es un problema que tiene 20 años. Yo recibí a un grupo de coleros que se llama 'La lucha' y que llevan 15 años. Tratar de solucionarlo, más encima en pandemia, creo que es un poco injusto", expresó.

El general contó que propuso una solución, acordando que el alcalde estudiaría un sector para instalar al comercio informal, mientras los "coleros" formaban una directiva, pero nada de ello ha ocurrido, dijo Paiva.

"Yo no recibo tumultos de gente, yo recibo dirigentes. Conversé con el alcalde para buscar un lugar y hacer una especie de feria de las pulgas, una o dos veces por semana, para que pudieran trabajar de forma ordenada, tributar y legalizarse", indicó.

Entre las opciones se evaluó un sitio eriazo en el sector de Héroes de La Concepción con Arturo Prat, o cerrar una de las dos vías de avenida La Tirana los días domingo.

"Ya hice los contactos entre autoridades y coleros, y a la fecha no puedo hacer más. No tengo las herramientas y no voy a entrar al choque ni a ocupar la fuerza, menos con todo lo que hay que hacer, las medidas sanitarias, los controles... La solución no pasa por ir uno o dos días con la fuerza pública y sacarlos, porque van a volver. Aquí hay que buscar soluciones de fondo y esas propuestas ya las hice a la autoridad", cerró.

De todos modos, Paiva asumió que la informalidad es consecuencia de un problema social, aunque hizo una precisión.

"Hay grandes inversionistas, uno ve los vehículos que llegan repartiendo. Aquí hay una labor que debe ser compartida entre el Sernac, Impuestos Internos, municipalidad, Seremi de Salud, Jedena, policías, etcétera. Todos tenemos responsabilidad. Yo no rehuyo la mía, no voy a hablar del resto, pero estoy haciendo lo que está a mi alcance", añadió.

Estado de emergencia

El alcalde de Iquique, Mauricio Soria, recordó que el municipio no puede ejercer la fuerza pública.

"¿Cómo puede existir una feria sin permiso si estamos en cuarentena? Si se declara que la fuerza pública no se va a ejercer, entonces se dice 'manga ancha, hagan lo que quieran'. Fiscalizamos o no fiscalizamos", expresó.

Soria agregó que no es entendible que negocios establecidos permanezcan cerrados sin percibir ingresos, pero que el comercio informal funcione sin ninguna autorización.

"La única solución es buscar un espacio para generar una feria de las pulgas, pero cosas usadas. Aquí hay personas que venden artículos nuevos y bajan camiones con artículos nuevos. No pagan arriendo, impuestos, nada. Eso no puede ser y para eso se requiere fiscalización, un trabajo coordinado con organismos que puedan controlar y requisar. El general me pidió inspectores en la feria y están, pero queda el despelote cuando se va la patrulla del Ejército. Sé que el general no va a arreglar los problemas de la ciudad, pero por algo estamos en estado de emergencia".

18 de marzo comenzó a regir el Estado de Excepción, el que vence este 25 de septiembre.