Comerciantes de Alto Hospicio vuelven lentamente en el centro y La Quebradilla
Locatarios de la feria afirman que de a poco se ha recuperado el ritmo, aunque aún lejos de los tiempos pre pandemia.
El comercio de Alto Hospicio retomó su atención tras el paso a transición, siendo La Quebradilla un sector emblemático que reúne a vendedores de productos no esenciales que antes no se podían instalar.
La feria completa funciona de martes a viernes, pues los lunes no se instala y el fin de semana rige cuarentena. Yerka Araya, con un puesto de ropa americana, dijo que ayer estuvo lento, pero que la gente ya sabe que reabrieron. "Tengo toda mi ropa en mesones, nada en el suelo, alcohol gel y trato de tener todo separado", explicó.
La Quebradilla solo funcionaba en su área de frutas, verduras y abarrotes, productos esenciales, lo que obligó a muchos otros a quedarse en casa. Branco Rojas, vendedor de peluches, bolsos y ropa usada, contó que el paso a transición le permitió poner en venta productos que tenía guardados desde antes de cuarentena.
"Había comprado la mercadería y estaba toda guardada. Estos primeros días ha estado ahí no más, fome, lento. El cliente usa mascarilla y yo echo desinfectante", sostuvo.
Tampoco podía abrir en cuarentena Oseas Managuer, con un puesto de zapatillas y zapatos usados. "No somos primera necesidad y no pudimos vender. La gente tiene miedo de contagiarse, creo yo, porque se ven muy pocas personas", señaló.
Quien ha aprovechado el desconfinamiento para atraer más clientes es Edward Navea, quien vende artículos de pesca en La Quebradilla: "Después de tanto tiempo de encierro la gente fue volviendo de a poco a sus trabajos. Hoy (jueves) fue mi primer día, después de cinco meses. La gente a la que le gusta la pesca sabe que puede salir, porque ya no hay control en Bajo Molle de lunes a viernes", reconoció.
También ha aprovechado las fechas Carol Llanquileo, que vende disfraces y accesorios para Halloween: "Yo vine recién hoy día y me pareció lento. Estamos vendiendo los disfraces del año pasado para que no se pierdan".
En el centro
En la Feria de Santiago, en Ramón Pérez Opazo con Los Álamos, frente a la Plaza de Armas hospiciana, también reabrieron los locales no esenciales. Benjamín Mendoza, que vende ropa nueva de mujer, contó que "de a poco estamos empezando. No está muy bueno, pero va mejorando. Entran de a uno o máximo dos personas".
Rosa Alarcón, a cargo de una paquetería, dijo que las personas han respetado las medidas, considerando que, a diferencia de la feria La Quebradilla, es un recinto cerrado.
"El problema es que no tenemos fines de semana, pero sí ha sido un poco mejor. Estamos trabajando porque hay que pagar el arriendo", confesó.
Las peluquerías de Ramón Pérez Opazo, a solo pasos de la municipalidad, también reabrieron desde la semana pasada. Christopher Contreras, de peluquería Noemí, afirmó que generalmente hacía entre siete y diez cortes al día, pero reveló que estos días ha hecho cuatro en promedio. Lamentó que esto se deba a la exigencia sanitaria de un solo un peluquero dentro del local.
"No puede haber más gente, el peluquero y el cliente. No pueden haber dos personas cortando. Nosotros abrimos este lunes y súper lento", reconoció. Misma realidad relató Jhoan Lugo de barbería Octavio. "Suave, la gente viene, pero algunos barberos se fueron a otro lado. Durante cuarentena hicimos cortes a domicilio y con eso sobrevivíamos", dijo.
El seremi de Salud, Manuel Fernández, dijo que la semana pasada se hizo una fiscalización en La Quebradilla y el comercio del centro de Alto Hospicio."El equipo (de la autoridad sanitaria) se llevó una buena impresión. Le he planteado a los alcaldes que, siendo las ferias libres reguladas y autorizadas por ellos, deben proveer todos los medios y asegurarse del cumplimiento de las medidas. Como Seremi no se trata solo de fiscalizar o sancionar, tenemos un rol educativo".