OPINIÓN
El baile de las que no sobran
El voto femenino es un derecho legal que lleva poco tiempo entre nosotras. En el mundo, empezó en Nueva Zelanda en 1893. En Chile, el derecho a votar, aunque solo en las elecciones municipales, lo obtuvimos en 1934. Unos años después, en 1949, logramos extender esta participación y ser incluidas en las votaciones presidenciales y parlamentarias. Pero no fue hasta el año 1952, en el que las mujeres chilenas pudieron ser parte del proceso de elección de un presidente. Eso, ocurrió hace solo 68 años. Y significa que nuestras abuelas, y muchas de nuestras madres, nacieron en un país en el que las mujeres, no tenían derecho a votar.
En una semana más, estaremos viviendo uno de los procesos ciudadanos más importantes de la historia de Chile. Se nos ha convocado a decidir si aprobamos o rechazamos, el cambio de nuestra constitución. ¿Qué es la constitución? Según la Biblioteca del Congreso Nacional es "la norma jurídica, escrita o no, de más alto rango en el ordenamiento jurídico de una sociedad y está destinada a regular los aspectos fundamentales de la vida política" es también el "orden jurídico fundamental de la comunidad". Así de importante y trascendental es el contenido sobre el cual hemos sido llamadas y llamados a expresarnos, entregando nuestra opinión en un voto. Uno que, sumado a otro de igual preferencia, hasta alcanzar la mayoría, definirá qué ocurrirá con nuestra constitución. Entonces, no da lo mismo votar o no votar, porque independientemente de aquello que elijamos dentro la urna, es la suma de las opciones individuales la que regirá el final de esta historia. Porque el voto, sin importar el género, raza, religión, ideología política, formación académica o condición socioecómica de quien lo emita, vale lo mismo que cualquier otro. Así, nuestra opinión unitaria, si se suma a la de otras y otros, dejará de serlo y se volverá mayoritaria, con poder de decisión. Las mujeres, con nuestro derecho a voto conquistado hace no mucho, y esta oportunidad que nos entrega el plebiscito del 25 de octubre, estamos siendo invitadas a hacer algo que nos fue negado por miles de años: a participar, a ser parte activa de la historia, a ser parte de un gran baile donde celebraremos el poder de la ciudadanía. La pregunta es entonces, el próximo domingo 25, ¿te vas a quedar en casa o saldrás a bailar?
"Las mujeres estamos siendo invitadas a hacer algo que nos fue negado por miles de años: a participar, a ser parte de la historia".
Gissel Godoy Riquelme, Arquitecta-MBA