El anuncio de que los carros navideños no podrán salir en esta Navidad ha sido una pena tremenda para todos los iquiqueños, que estamos acostumbrados a disfrutar en esta fecha la compañía de los pascueros, sobre todo los niños que esperan con ansias al pascuero que tira dulces.

Pero a pesar de lo triste de esta situación, sigue siendo más importante la salud de todos nosotros, y nos debemos cuidar ante cualquier riesgo de contagio. Este cuidado debe ser transversal desde los niños hasta los adultos mayores, para que una salida con amigos no afecte al resto de los familiares más vulnerables.

Es momento de reflexionar sobre lo difícil que ha sido este año, y comprender que una fiesta más silente en el hogar con los seres queridos es igual de valorable y bonita, y además nos estaremos cuidando previo a la vacunación. Veamos el vaso medio lleno.

Hernán Sanquea

Resulta curioso ir al centro de Iquique: las veredas, por lado y lado, repletas de comerciantes ilegales y el "contribuyente", debiendo circular por el escaso pasillo que queda libre; por lo que el distanciamiento sanitario no existe y, si se suma el escaso buen uso de la mascarilla, se entiende que, aparte de los contagios extranjeros, no podamos salir de la fase 2.

Por lo general, cerca de las elecciones municipales, la gente de la corporación está más dedicada a hacer lo que en cuatro años no se hizo (arreglos de paseos, inauguraciones de proyectos estancados subrepticiamente, etc.) que a la fiscalización y control de los posibles votos fáciles; pero este año demanda una excepcional preocupación por la salud y la sana convivencia.

Ojalá que no por un voto debamos lamentar más contagios, muertes y deterioro de los emprendimientos locales.

Luis Gutiérrez T.

Cuando se discute sobre el sistema de gobierno que debería contemplar la nueva Constitución, muchos reducen su reflexión a una cuestión abstracta siguiendo las conclusiones de grandes politólogos o expertos en derecho, como si sus ideas se pudieran aplicar del manual a la realidad sin escalas. Se trata de un ejercicio incompleto, que muchas veces induce a error porque, curiosamente, pocos advierten las desventajas del sistema de gobierno que defienden y todos las tienen. Los regímenes de gobierno son como sábanas cortas: unos tapan la cabeza, otros los pies. ¿Podríamos estar sin gobierno por 493 días luego de celebradas las elecciones? Eso pasó en Bélgica y la economía evolucionó mejor que el promedio europeo, cada pueblo tiene formas distintas de relacionarse con las instituciones y es absurdo establecerlas desde arriba, porque estas son obras más de la evolución que de la deliberación; son -como dijo Adam Ferguson- «obra de los hombres, pero no de algún proyecto humano explícito» (An Essay on the History of Civil Society, p. 187). Es de esperar que los convencionales sean capaces de respetar la Constitución histórica de Chile, estableciendo mejoras, claro está, pero sin pretender cambiar lo forjado hace siglos de la noche a la mañana.

Juan L. Lagos

Fundación para el Progreso