El término de un año y el inicio de otro nos lleva a reflexionar respecto a lo vivido, a los logros alcanzados, a los problemas enfrentados y a aquello que pudimos haber dejado pendiente en el camino.
La vida de todos y cada uno de quienes habitan este planeta se vio afectada de una u otra forma con la pandemia. Cambios de costumbres, de actividades y de actitudes formaron parte de nuestra cotidianidad. Y es que el sobrellevar la emergencia y buscar la forma (en la medida de lo posible) de seguir avanzando con nuestros planes y programas de vida fue quizás el mayor desafío que enfrentamos como sociedad.
Una de las mayores, si no es que la mayor, enseñanza que nos deja el 2020 fue la necesidad de adaptación y de entender que nada es permanente, que todo evoluciona y no necesariamente al ritmo que nosotros esperamos.
Hoy está en nuestras manos el aceptar cambios de actitud para el cuidado no solo propio sino de otras personas. Y aunque a algunos les resulte más complejo, ya sea porque no gustan de cambios o bien porque temen llevarlos a cabo, lo cierto es que cada uno de nosotros puede modificar sus conductas si así lo estiman necesario.
Es por ello, que se hace imperioso hacer un llamado a nuestros pares para que refuercen el autocuidado, para que se resguarden y puedan proteger al resto, es el mayor gesto de respeto y de solidaridad para con nuestro par.
Debemos adaptarnos a la nueva forma de vivir, a entender que hay acciones que, aunque formen parte de algunas tradiciones, no las podemos llevar a cabo completamente si con ello ponemos en riesgo a nuestro entorno, que tenemos que fortalecer el concepto de respetar al otro, pues de ello dependen vidas.
Debemos aprender a ser mejores personas. Seres humanos que escuchan al resto, que entienden y que aportan de manera solidaria. Seres humanos cercanos, comunicativos y preocupados tanto por sus cercanos como por quienes no conocen. Seres humanos comprometidos con su entorno y dispuestos a cuidarlo.
El año de pandemia ha sido una tremenda prueba y una oportunidad para todos nosotros, ojalá que haya ayudado a crecer y fortalecer nuestros valores y principios. La forma de vida cambió y poco a poco nos adaptamos a ella.
"Debemos aprender a ser mejores personas. Seres humanos que escuchan al resto".
Jorge Villegas Ahumada,, rector Centro de Formación Técnica Estatal de Tarapacá