opinión
En la lucha por el bien común
En un par de meses cumpliremos un año desde que el COVID llegó a Tarapacá, por lo que cualquiera podría pensar que ya estamos habituados a los procedimientos y reglas asociados a la pandemia; en especial Iquique que está en cuarentena (Fase 1), lo cual implica restricciones muy específicas, además de la movilidad. Sin embargo, no es extraño escuchar vecinos con grandes fiestas, multitud de personas en ciertos lugares usando de forma incorrecta sus mascarillas o simplemente sin usarlas.
Cuesta entender que aun existan personas que no sigan los cuidados higiénicos dentro de lugares públicos. Esto hace que uno se pregunte: ¿qué es lo que ocurre con esas personas en este momento? ¿Ya no existe el temor al virus o simplemente dejaron de pensar en lo que este virus implica? ¿La sociedad está llegando a un punto donde comienza a rebelarse ante la situación pandémica actual?
Es claro que el largo encierro y las dificultades económicas que muchos han sufrido por estas medidas hace que la gente anteponga otras prioridades para su bienestar personal y familiar, buscando un escape y oportunidades para seguir adelante. Esto, a mayor o menor escala, es algo que todos sentimos, pero ¿qué pasa con el bien colectivo?
Posiblemente aún hay gente que no ha experimentado los fatales efectos del COVID en su círculo y otras que se dejan llevar por teorías conspirativas que desvían el foco de la real dimensión del problema. A esas personas les diría que piensen en los miles de casos de gente que ha sufrido la pérdida de los suyos o en personas que, igualmente cansadas de la situación, buscan el bien colectivo, como los trabajadores de la salud.
Tal vez, la mejor forma de respetar al otro como prioridad es conociéndonos, poniéndonos en el lugar del otro, eso se denomina "empatía" y también "comprensión". Por ejemplo, pensar que el "otro" puede tener adultos mayores vulnerables al virus, que tiene niños y que deben trabajar fuera de casa para sostener a su familia. En lo personal, para mi hijo, tan peculiar y maravilloso como cualquier niño con autismo, el encierro puede ser especialmente complejo. Es claro que a veces es necesario estar afuera de casa, pero, como nunca, considerar empática y comprensivamente al otro jamás fue tan vital. El enfrentar este virus es tarea de todos, por lo que siempre debemos recordar que debemos luchar por el bien común.
"Tal vez, la mejor forma de respetar al otro como prioridad es conociéndonos, poniéndose en el lugar del otro..."
Pablo E. González Villarroel, Astrofísico, UTA, Explora Tarapacá