Opinión
Proceso del duelo
Nuestra región se ha visto azotada sin piedad por la pandemia existente a nivel mundial. Una de la consecuencia más graves que provoca este patógeno, es el deceso de cientos de personas. Esta desdicha que estamos vivenciando ha dejado a la comunidad nacional e internacional impactada.
El dolor de un núcleo familiar que repentinamente pierde a uno de sus integrantes trágicamente por un accidente o enfermedad, provoca un daño psicológico prácticamente irreparable, si no es tratado por especialistas, para evitar traumas que pueden derivar en severas depresiones y cuadros angustiosos.
El proceso denominado "duelo" se inicia inmediatamente después de vivir semejante desventura y tiene relación con la aceptación de los funestos hechos acaecidos. Este es el primer paso, sin embargo, es uno de los más difíciles de lograr.
Por ejemplo, un niño debe asumir que su madre ya no está viva, situación muy dolorosa y traumática. Pasa de una realidad psicológica de normalidad a un entorno de angustia y desesperanza.
Debemos extremar los cuidados psicológicos de las familias afectadas por estos trágicos hechos.Prestar mayor atención a los niños y adolescentes involucrados. Ellos pueden presentar mecanismos de defensa. En primera instancia, negarán el fallecimiento del ser querido, aduciendo quizás que se encuentra de viaje, o está durmiendo y despertará, pero siempre con la secreta esperanza de que reaparecer en su vida cotidiana.
Sin embargo, si esta negación de la pérdida se hace permanente y los chicos no pasan a la etapa de la aceptación y el duelo. Este proceso se puede transformar en patológico, presentando sintomatologías, cómo terrores nocturnos, cuadros angustiosos, irritabilidad, estados emocionales cambiantes, apatía y baja autoestima.Los adultos deben ayudar en la aceptación del duelo, hablando, expresando el dolor, dejando que fluyan libres sus emociones para enseñar, que todo es un proceso y como tal tiene un término.
Si un menor ve a un adulto integrante de su grupo familiar rechazar el dolor y no aceptar el duelo, estará internalizando patrones de conductas de introversión, angustia, irritabilidad y la negación de la libre expresión de sus emociones.
Se hace indispensable que los grupos familiares que sufrieron estas pérdidas tan dolorosas, reciban de un principio la asesoría de especialistas.Los niños afectados deberían acudir a terapias para poder otorgarles las herramientas psicológicas necesarias para enfrentar el proceso del dolor y así reconstruir el núcleo familiar. Debemos recuperar el equilibrio emocional en sus vidas y en las de sus familiares cercanos.
"Este es el primer paso, sin embargo, es uno de los más difíciles de lograr".
Dr. Jorge Font, MBA, Diplomado en Adicciones U.C.