Ignacio Briones y Zofri: "Esas franquicias tributarias uno siempre debe evaluarlas"
El ex ministro y precandidato presidencial cree que tras la pandemia crecerá la presión migratoria.
Mauricio Torres Paredes
Se reconoce como un "optimista por naturaleza", aunque sin ser voluntarista. Por ello, es que el ex ministro de Hacienda Ignacio Briones ve con un "realista optimismo" el proceso político que se viene en el país, tras un estallido social, la pandemia y el futuro debate constituyente. A ello agrega la elección presidencial de noviembre de este año, como precandidato en Chile Vamos por el partido Evolución Política.
"Estoy convencido que, dados todos los cambios que hemos vivido, estamos en un punto de inflexión. Esta elección presidencial no será como cualquier otra, va a requerir de mucho liderazgo y visión de futuro, precisamente para transitar en esa hoja de ruta del Chile de los próximos 30 años, con objetivos bien ambiciosos, como un faro que alumbra el camino, una hoja de ruta con estaciones intermedias que propongan reformas económicas y sociales, potentes, pero creíbles. No nos sumamos a ofertones, ventas de humo ni promesas que no se pueden honrar", afirma.
- ¿Es más importante la elección presidencial que la de constituyentes? La Constitución es a largo plazo. Un Presidente dura 4 años...
- Es un todo. Con la nueva Constitución vamos a definir las reglas que nos van a guiar en nuestra convivencia por los próximos 20, 30, 40 años. Son los principios fundamentales, pero no es la política pública. No tiene mucho sentido que la Constitución sustituya lo que es propio de la política pública. La Constitución fija los grandes ejes, cómo se distribuye el poder, las libertades, los derechos. Ese marco es fundamental para el desarrollo de la política pública. La elección presidencial es importante porque marca una dirección hacia donde debiéramos conducirnos como país. Uno podría hacer la analogía con el Presidente Aylwin, luego de la dictadura, un gobierno tremendamente importante en la transición y en el rumbo del país en los siguientes 30 años. Por otro lado, necesitamos asegurar un crecimiento económico robusto e inclusivo, que nos permita llegar a todas las personas. Hay quienes piensan que la agenda social no conversa con la agenda económica, y es una condición necesaria. Si no hay confianza el desarrollo económico se ve mermado. Y sin ese desarrollo no tenemos recursos para una agenda social ambiciosa.
- Si se pudiera hacer una lectura del llamado "estallido social", hay una crítica a la clase política, pero a su vez se exige una mayor presencia de lo público...
- A mí me parece que las personas lo que demandan con mucha fuerza es reconocimiento, un trato digno, horizontal, igual dignidad independiente de la posición social. Son múltiples las razones detrás de la crisis de octubre, pero hay una que me parece medular, un desacople de las expectativas. El país tuvo un desarrollo como nunca en su historia tras el retorno a la democracia, con muchas falencias. Cómo reconciliamos eso con la desafección y el desencanto. Creo que tiene que ver con un problema de expectativas. Por eso es tan importante que lo que se proponga para adelante sea creíble. Debe ser un reformismo realista, hablándole de frente a las personas, sin venderles la pomada. Uno de nuestros ejes principales del programa de gobierno es una reforma al Estado. Sé que es una palabra trillada, porque se ha hablado de la modernización del Estado. Nuestro Estado hace agua y creo que tenemos un Estado abusador. Debemos hacer una reforma en la que el ciudadano esté en el centro, considerando que la mayoría de los chilenos solo tiene al Estado para acceder a bienes y servicios que las personas de mayores recursos, entre las cuales me cuento, podemos adquirir en el sector privado.
- ¿Cómo se puede avanzar cuando se percibe atomización y polarización política?
- Debemos generar reformas profundas que solo son posibles en la ruta de los acuerdos. Los grandes cambios se producen siempre con diálogos. A los chilenos les importa menos que vayamos a la izquierda, a la derecha, lo que les importa es que vayamos hacia adelante. Como chilenos somos capaces de tremendas cosas cuando actuamos con unidad. Los gobiernos son electos con un programa, pero no lo pueden desplegar porque tienen un Congreso atomizado y polarizado, donde no logran mayorías. Estamos en el peor de los mundos, un sistema muy presidencial y un sistema electoral muy fragmentado que no da gobernabilidad. Esta combinación le está haciendo mal a la política y a los desafíos de largo plazo. También debemos discutir la extensión del periodo presidencial, cuatro años parece poco. Perfectamente podría haber reelección.
- Parlamentarios locales exigieron al Ministerio de Hacienda extender los beneficios tributarios de la Zona Franca de Iquique. ¿Cómo ve la realidad de Zofri como ex ministro?
- La Zona Franca de Iquique la conozco bien. Son 30 mil empleos y es una palanca importante, no cabe duda. Estos temas deben ser discutidos en su mérito. Debemos pensar y analizar cuánto cuestan estas exenciones tributarias, cuánto se justifican, a quiénes beneficia, si se pueden hacer mejoras. El mundo cambia y es un debate que se debe tener.
- ¿Se justifica mantener un sistema franco? Usted lo decía, los tiempos cambian...
- Jugaron un tremendo rol y han sido un polo de negocios, eso es indudable. Lo que yo estoy planteando es que esas franquicias tributarias uno siempre debe evaluarlas, ver cuánta plata es, a quién llega, ver si se cumplen los objetivos, y si no se cumplen, cómo los potenciamos. Esto no puede ser estático, no mantengo la franquicia como si nada hubiera pasado. Uno tiene el deber de permanentemente ir evaluando.
- La crisis migratoria afectó fuertemente a la región. Aunque se ha reconocido una baja en el ingreso, las autoridades reconocen que el fenómeno se mantendrá. ¿Cómo se enfrenta ese tema considerando que el Gobierno, en el que usted estuvo, se mostró partidario de recibir a venezolanos que escapan de su país?
- La presión migratoria va a seguir existiendo y quizás sea más fuerte. La pandemia va a generar heridas grandes a nivel económico y social. Nosotros como país vamos a salir relativamente bien parados, hemos aguantado bien y eso va a generar una presión migratoria. Pero la migración siempre debe ser regular, segura, ordenada. Ningún país puede recibir a todos los migrantes que llegan, porque no hay infraestructura ni servicios públicos para recibirlos indiscriminadamente y sin planificación. Cuando hay inmigración masiva y rápida la integración con las comunidades locales puede ser un problema. Los connacionales deben sentirse en armonía, sin generar fenómenos racistas ni xenófobos. Es una razón adicional para que sea ordenada y respetando la dignidad de los migrantes. El ofrecimiento de Chile no era la entrada irregular. Se debe reconocer en los países de la región que tenemos un drama migratorio en Venezuela producto de un régimen despótico y dictatorial que ha destruido ese país. No ha habido una condena suficientemente clara. Los mismos que apuntan con el dedo a la política migratoria del Gobierno han apoyado y defendido muchas veces a ese régimen.
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