La metáfora de la máscara de oxígeno
"En caso de una pérdida de presión de la cabina, se abrirán automáticamente los compartimentos situados encima de sus asientos. Si esto ocurriese, tire fuertemente de la máscara, colóquela sobre su nariz y boca, y respire normalmente. Asegúrese de tener su máscara ajustada antes de ayudar a otros pasajeros. Los pasajeros que viajan con niños deben colocarse su máscara y luego prestar ayuda". Este mensaje es entregado por el personal a bordo de un avión al momento de despegar. La idea principal que podemos extraer de él, es que primero debemos atender nuestras necesidades de bienestar y supervivencia, para luego, brindar ayuda.
Esta metáfora, nos hace sentido si reflexionamos acerca de la manera en que realmente atendemos nuestras necesidades, el tiempo que nos dedicamos y la manera en que el entorno puede condicionar nuestras prioridades.
El contexto de hoy, nos condiciona a prestar atención a factores que se encuentran mayormente afuera de nosotros, como lo son los estudios, el trabajo, familia y/o pandemia, dejando un breve espacio para conectar con aquellos elementos que forman parte de nosotros, que facilitan nuestro bienestar, esparcimiento y espacios de descanso.
Al mismo tiempo, sucede en las relaciones interpersonales, donde en algunas ocasiones, cedemos frente a lo que otros esperan de nosotros, e intentamos cumplir expectativas, las cuales no nos pertenecen y tampoco nos identifican. Para revertir esta situación, es importante reflexionar sobre aquello que estamos dejando de hacer para nosotros, o cómo nos aplazamos en el nivel de prioridades.
Si renunciamos a nosotros mismos, estamos renunciando a nuestro autocuidado y a la manera en que elegimos gestionar nuestra salud, por esta razón, para fortalecer la seguridad y salud colectiva y de un otro, primero debemos ajustar nuestra máscara de oxígeno, atender nuestra vulnerabilidad, mirar hacia adentro, respetar protocolos de autocuidado en el contexto de pandemia, definir prioridades para nosotros y establecer límites sanos con nuestro entorno, de esta manera podremos prestar atención a las demandas externas que surgen a diario y, en paralelo, garantizar nuestra supervivencia.
"Si renunciamos a nosotros mismos, estamos renunciando a nuestro autocuidado".
Piera Lusso Gatica,, psicóloga