Clima que sorprende
Una manera de constatar que el cambio climático es una realidad, es cuando efectivamente se registran fenómenos llamativos y algunos, de hecho, sorprendentes. Algo que se ha estado viendo en diferentes lugares del planeta y también en nuestro país.
Nevadas inusuales, inundaciones, la ocurrencia de trombas en lugares donde nunca antes se habían registrado, la reactivación de quebradas y episodios cada vez más frecuentes de aumentos poco frecuentes en las temperaturas, son algunos de los casos que se han ido sumando en los últimos años.
Hace ya algunos años, por ejemplo, que en Tarapacá las condiciones más estables se han visto interrumpidas en más de una ocasión por temperaturas bajas y semanas de cielos muy nubosos. También en la zona central se han registrado lluvias a las puertas del verano o grandes oscilaciones térmicas en pleno invierno. En estos días, los termómetros se han empinado, incluso, por sobre los 25 o 28 grados en la capital y otras ciudades.
Ya en otras latitudes, ha llamado la atención lo que ocurrió en Brasil, en Río Grande do Sul, donde se registró una nevada absolutamente extraña para el lugar y la época. En este caso, fue el frío el que hizo estragos. Mientras en Europa es el calor el que agobia a países como Grecia y en América del Norte, Canadá, hace unas semanas, también registró una ola de calor, que dejó alrededor de medio millar de personas fallecidas.
El tener en cuenta el cambio climático y los efectos que se manifiestan, principalmente, en fenómenos que sorprenden, pero que son cada vez menos inusuales. Es importante para la planificación de las ciudades, y la generación de políticas públicas, que permitan dar seguridad a la población en el presente y también a largo plazo.
Los expertos reconocen que el cambio climático es el efecto que tienen las actividades humanas en el medio ambiente, principalmente por la utilización de combustibles fósiles y un desarrollo a costa del descuido del entorno. Es por eso, que además de prepararnos para fenómenos de este tipo, el ser humano debe aumentar los esfuerzos que permitan frenar el ritmo de depredación que hace del planeta.
"Hace ya algunos años, por ejemplo, que en Tarapacá las condiciones más estables se han visto interrumpidas en más de una ocasión".