"Si queremos deportistas destacados tenemos que darle la infraestructura"
El nonagenario deportista de la región de Tarapacá contó como lleva su vida en pandemia en el barrio El Morro, donde está recluido. Comentó sobre el devenir actual del deporte local y repasó su exitosa carrera.
Los recuerdos lúcidos, e historias con grandes detalles, sorprenden siempre en una persona de 92 años, pero eso no es algo extraño cuando están en boca de Ariel Standen Lewis, el atleta más longevo y exitoso que ha tenido la región de Tarapacá en su rica historia deportiva.
Nacido el 12 de septiembre de 1929 en Punta Arenas, llegó a Iquique a sus 14 años, lugar donde se asentó e hizo carrera en el deporte local, en la juventud de su tercera edad. A los 64 años, compitió en el mundial de Japón, y fue el primer chileno en ganar una medalla de oro en atletismo a nivel mundial.
Aunque el atleta, también tiene su lado político. Fue uno de los mayores defensores de la declaratoria como patrimonio del Estadio Cavancha y continúa crítico, y siempre tiene una perspectiva aguda al analizar el actual devenir del deporte regional. Expresa que ni siquiera se siente capaz de dar consejos a los niños que quieran ser deportistas, porque afirma que aún las autoridades no entregan las herramientas necesarias. "Entregar mayores recursos y espacios para el deporte", advierte.
Desde su casa, en el corazón del barrio El Morro, habló con La Estrella y contó cómo ha sido su vida durante esta pandemia, donde tuvo que dejar de entrenar, ya que por su edad ha debido mantenerse encerrado, para esquivar un posible contagio del SARS-Cov-2. De todas formas, cuenta que ya conoce desafíos más grandes en su vida, ya que el afamado deportista le tocó sortear dos tipos de cáncer y una lesión en la columna durante estas nueve décadas. Asegura que en el último tiempo aprovecha de compartir con su bisnieta de seis años y hace algo de carpintereo, uno de sus hobbies.
¿Cómo ha sido para usted vivir está pandemia?
Como la mayoría en Chile. La mayoría la hemos pasado bastante mal, pero cuidándonos por lo menos y siguiendo las instrucciones de los expertos.
¿Ha tenido problemas económicos en este tiempo?
Estoy jubilado por la AFP, justamente me ha tocado salir a reclamar por las AFP, porque ni le digo la pensión que tengo (...) me pagan una pensión que no me alcanzan los 130 mil pesos. Afortunadamente, mi mamita me dejó una casona que me ha servido de sustento, pero todo este año ha estado desocupada. Mi hija tenía un restaurante, que tuvo que cerrar. Entonces, obviamente no le iba a seguir cobrando el arriendo.
¿Cuánto tiempo lleva sin entrenar?
La última competencia que tuvimos fue en noviembre y diciembre del 2019, en ese momento estaba la revuelta de los reclamos de la sociedad de todos los chilenos y la pandemia nos pilló en marzo. Nos pilló la pandemia y todos encerrados en la casa.
¿Cómo vive un deportista como usted el no poder salir a entrenar por una crisis sanitaria?
Es doloroso, porque es lo mismo que cuando uno es chico, que le quiten su juguete preferido. Es una manera de vivir, de llegar al estadio, a la playa, al parque, a trotar, a encontrarse con los compañeros atletas, comentar las peripecias del deporte. Uno quisiera encontrarse con los amigos, para conversar el deporte olímpico.
¿Qué se siente mirar hacia atrás y ver todos los logros que obtuvo en su vida?
Estoy ya en la recta final, en los metros finales de una carrera y me siento satisfecho con lo que he hecho. Hasta los 30, 32 años, más o menos, era la edad en que los atletas los jubilaban, yo terminé mi carrera atlética y afortunadamente en los años 80 se creó la categoría de atleta veterano. Hoy día la categoría Máster, tiene sus competencias igual que los jóvenes. Y ahí volví a las pistas, casi a los 60 años. Fui campeón de Chile en varias oportunidades, campeón sudamericano y el año 93, con 64 años, fui campeón mundial de 300 metros con valla en Japón.
¿Cómo vivió el ser campeón mundial allá en Japón?
Fue linda la llegada acá en Iquique. Acá, antes en la década del 30, 40, 50, de repente, llegaban los futbolistas, habían sido campeones de Chile. Todo Iquique se desbandaba para recibirlos, los basquetbolistas igual, los nadadores también, los boxeadores para qué le digo, y eso se había perdido un poco y renació cuando yo llegué. Me pasearon por todo Iquique, me daban regalos los compañeros de colegio, de trabajo, del club. Lindo ver que, lo que uno había hecho, alegraba a casi toda la ciudad.
¿Cumplió sus sueños a través del deporte?
Uno de mis sueños era conocer Japón, me había entusiasmado porque siempre veía (sobre ese país) en el Colegio Inglés. Veía las revistas del National Geographic y ahí veía las historias de Japón. Veía las montañas, las vestimentas, los samurái y pensaba algún día ir a Japón y me tocó por el deporte. Ojalá algún día aprendamos a los japoneses a ser tan cuidadosos con sus ciudades, sus monumentos, su historia. No como acá, que botamos la historia y echamos abajo sitios patrimoniales.
¿Qué consejos les daría a los jóvenes que quieren ser deportistas?
Antes que eso, yo le mandaría un mensaje a las autoridades, todas las autoridades gubernamentales, municipales, deportivas: que si queremos tener una ciudad con deportistas destacados, tenemos que darle la infraestructura. Por aquí, a los atletas los tienen pegados con el fútbol. Mientras estuvimos en nuestro querido Estadio Cavancha, con el fútbol amateur no había problemas, porque a veces entrenábamos juntos. Hoy día los atletas, para entrar al estadio, tienen que pedir permiso y no pueden entrenar libremente. Todo prohibiciones. Creen que con el estadio de fútbol y la pista es suficiente.
"Estoy en la recta final de una carrera y me siento orgulloso de lo que he hecho
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