No fue hace tanto tiempo atrás, cuando el arquitecto Alejandro Aravena colocaba a Chile en la mira del mundo de la arquitectura, siendo galardonado el año 2016 con el premio Pritzker, el mayor reconocimiento que un arquitecto aspira a nivel mundial. Sin ir más lejos, uno de sus proyectos de viviendas sociales (Quinta Monroy) fue realizado acá mismo en Iquique el año 2003 y construido el 2004.

Este pasado 4 de agosto se celebró el Día del Arquitecto, donde se conmemora la creación del Colegio de Arquitectos en el año 1942, lo que normalmente genera que durante el mes de agosto se realicen una serie de actividades relacionadas con la arquitectura a nivel nacional y local.

Es en esto que Iquique no se queda atrás y la Delegación del Colegio de Arquitectos de Tarapacá reconoce con el Premio "Patricio Advis" al arquitecto que se ha destacado entre sus pares por los importantes aportes, siendo este año entregado la distinción a Ricardo Yáñez Muñoz, quien con sus diversas obras ha podido crear una mirada propia de la arquitectura contemporánea local.

Pero los reconocimientos siguen sumando y es que a nivel nacional, el Colegio de Arquitectos también tiene sus propios reconocimientos, en donde este año ha sido ganadora del premio "Promoción Joven" la arquitecta local Javiera Salinas Solari. Este premio destaca al arquitecto, o arquitecta colegiada menor de 35 años cumplidos en el año de la premiación, cuya labor constituya un ejemplo para los arquitectos de su generación.

Esperemos que esto sea solo el comienzo y que las nuevas generaciones de arquitectas y arquitectos iquiqueños sigan sumando distinciones, colocando su sello local dentro de la arquitectura mundial.

"Esperemos que esto sea solo el comienzo y que las nuevas generaciones de arquitectas y arquitectos iquiqueños sigan sumando distinciones, colocando su sello local dentro de la arquitectura mundial".

Roy Zúñiga Morales,, arquitecto Universidad de Chile

El día 26 de agosto del presente se publica en su Diario los resultados de la Encuesta Suplementaria de Ingresos 2020, desarrollada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la que indica que el ingreso promedio de la región de Tarapacá habría ascendido en plena pandemia a $632.652 pesos durante el año 2020 y que la mediana de ingresos en la región habría alcanzado a $450.592 por sobre el nivel de ingresos del año 2019.

Lo anterior, de acuerdo a lo señalado por los especialistas consultados en la nota, ingeniero comercial y seremi del Trabajo, se explicaría porque en general se conservaron los puestos con mayores ingresos o más estables, saliendo de ese cálculo aquellas personas que perdieron su empleo o se acogieron a la ley de subsidio al empleo, generalmente vinculadas al rubro del comercio o con algunos servicios que quedaron sin poder operar o lo hicieron mínimamente.

Lo anterior, produce que el promedio de ingreso suba y se aprecie como si este monto a nivel regional se hubiese incrementado, pero quedan a la vista además ingresos más bajos en la media regional, incluso bajo los $450.000, es decir ingreso mínimo.

Si bien concuerdo con las explicaciones de los profesionales antes mencionados, frente a la cifra resultante del ingreso regional, quiero indicar un punto de inflexión respecto a comprender que todo resultado en una medición debe contemplarse dentro de un contexto.

Por ejemplo, los valores antes señalados, podrían haberse cruzado con las estadísticas de desempleo en el mismo periodo, lo que habría permitido interpretar mejor las cifras. Para la disciplina del Trabajo Social, más que medir indicadores absolutos y por separado, sabemos que es necesario aplicar un método integral al momento de evaluar la situación socioeconómica que enfrentan las personas.

El ingreso absoluto es solo una de estas dimensiones, que nos permitirá comprender si las personas se ubican sobre o bajo la línea de la pobreza. Sin embargo, de acuerdo al método integrado expuesto por la Cepal esto no es suficiente, ya que también es importante conocer cuánto y en qué ámbito estos ingresos se gastan, comprendiendo el sentido y origen de los egresos o endeudamiento, lo que será distinto cuando está basado en sustentar los costos de una enfermedad, una cesantía prolongada, o si responden a un endeudamiento en tiendas del retail. Así conoceremos si una familia puede cubrir sus necesidades mediante sus ingresos o está sobreendeudada. Al mismo tiempo es relevante considerar el nivel de vulnerabilidad familiar, es decir, el nivel de capacidad o herramientas presentes para responder a las amenazas del entorno, las que estarán entregadas por instrumentos como el Registro Social de Hogares.

Por último, como plantea el Ministerio de Desarrollo Social, se hace necesario considerar el acceso a derechos y oportunidades, es decir, a la educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda y participación e integración social.

La evaluación Socioeconómica Multidimensional, no solo nos facilita poder diferenciar si una persona es pobre, o no lo es ,de acuerdo a su ingreso, sino nos permite discriminar si una familia está en pobreza extrema, en una situación de pobreza reciente, en una situación de carencia inercial o si están socialmente integrados.

Andrea Comelin Fornes,

presidenta del Colegio de Trabajadoras/es Sociales de Iquique