El costo del conocimiento
Un 10 de septiembre de 2008, entró en funcionamiento la máquina más grande jamás construida por la humanidad, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), involucrando a miles de profesionales de más de 100 países. Por medio de este enorme dispositivo se "disparan" partículas cargadas a velocidades y energías extraordinarias con el fin de colisionarlas, para lograr reacciones que de otro modo no serían posibles. De esta forma, se puede estudiar la física en su grado más fundamental.
El LHC nos ha dado grandes respuestas y tiene mucho más por mostrar. Sin embargo, ya existen planes para la construcción de aceleradores mucho más grandes, como el Futuro Colisionador Circular (FCC) con una potencia 10 veces mayor. No hay duda de que un dispositivo de esta envergadura traería grandes aportes, pero la inversión involucrada no deja de ser considerable, US$ 25.500 Millones de dólares. Incluso, dentro de la comunidad científica existe un cuestionamiento sobre si esta inversión es éticamente aceptable. Siempre estará la pregunta ¿por qué no invertir en problemas más importantes por resolver?
Este cuestionamiento se puede extender a otras áreas, como la exploración espacial, genética, astronomía, entre otras, que requieren grandes inversiones para funcionar. Considerando problemáticas como el calentamiento global, el hambre mundial o la misma pandemia, estas inversiones parecen banales. Para tener una idea comparativa, ciertos informes declaran que para detener el cambio climático se necesitan US$50 billones de dólares, cientos de veces más que la inversión para el FCC, cuyos beneficios son clave para el futuro de la humanidad. Ni hablar de otras problemáticas mundiales como el hambre, por lo que un cambio no parece ser la solución.
Lo que no debemos olvidar es que de los descubrimientos científicos resultan beneficios transversales. Cuando aceptamos que los grandes problemas necesitan soluciones desde todas las aristas de las ciencias, comprendemos que inversiones como la del FCC, directa o indirectamente, son aportes para la gran solución. Aun así, una cuidadosa y responsable inversión es necesaria, respondiendo a las necesidades, potencialidades e identidad de cada nación, sobre todo en los países pobres o en vía de desarrollo. Es responsabilidad de todos informarse y aportar desde su posición, porque el costo del conocimiento nunca será demasiado alto considerando sus resultados.
"El costo del conocimiento nunca será demasiado alto considerando sus resultados".
Pablo E. González Villarroel,, astrofísico, Universidad de Tarapacá Explora Tarapacá