Poco avance en el déficit habitacional
Según cifras de la Cámara de la Construcción, al año 2019 el déficit habitacional incluía a 23.007 familias en Tarapacá. De ese total, el 61% correspondía a familias en condición de allegados.
Además, según datos del Censo de 2017, la región presenta el mayor hacinamiento habitacional del país, con un 12,7% de las viviendas con esta problemática.
Pese a que distintos gobiernos pasan y prometen luchar con esta situación, es claro que el déficit habitacional no se resuelve solo construyendo más viviendas sociales, sino que con una mejor regulación, tanto en materia de planos reguladores, como del negocio inmobiliario, que en el país y particularmente en Tarapacá, elevó los precios de los inmuebles haciéndolos inalcanzables para buena parte de la población.
El negocio de compra de casas y departamentos en Iquique tuvo un boom con la llegada de la minería, donde muchos, con el objetivo de invertir su dinero, comenzaron a adquirir inmuebles y transformar la básica necesidad de contar con un techo donde vivir, en un negocio muy lucrativo y que también ha contribuido al alza sostenida de los precios.
Estas situaciones, entre otras, han provocado que la solución al déficit habitacional sea lenta y se vea demasiado lejana, pese a que las principales ciudades cuentan con varios proyectos en construcción o en vías de hacerlo. Sin embargo, su alto costo impide incluso a profesionales o familias de clase media acceder a un crédito hipotecario o a los subsidios destinados para los sectores emergentes de la población.
Si bien el mercado por sí mismo cuenta con regulaciones y se basa en la ley de oferta y demanda, es clave que se generen las herramientas necesarias para que el acceso a la primera vivienda sea mucho más expedito, de modo que menos familias deban sufrir por años el problema del hacinamiento.
Es claro que el déficit habitacional es una problemática que urge resolver, pero desde una perspectiva mucho más amplia que la sola construcción de viviendas a las que muchos ni siquiera pueden acceder por su alto precio.
"Su alto costo impide incluso a profesionales o familias de clase media acceder a un crédito hipotecario o a los subsidios".