Entre las medidas que se implementaron para hacer frente a la pandemia de coronavirus en Tarapacá, la Secretaría Regional Ministerial de Transporte traspasó cerca de 60 millones de pesos para que la Municipalidad de Iquique implementara ocho kilómetros de cliclovías. La medida apuntaba, principalmente, a evitar las aglomeraciones en el transporte público, de modo que no aumentaran los contagios.

Por cierto, este tipo de iniciativas también se materializó en distintas ciudades del país, toda vez que además de facilitar desplazamientos seguros iban de la mano con el cuidado del medio ambiente y con el cambio cultural que durante los últimos años se ha instalado en materia de movilidad, apuntando cada vez más hacia medios de transportes ecológicos.

Pese a todos estos beneficios, las rutas de este tipo que actualmente se extienden por la capital regional lucen bastantes desgastadas y con daños evidentes, por lo que su uso no es cien por ciento seguro para los pocos ciclistas que aún las utilizan. En ese contexto, vale la pena dividir entre las ciclovías que atraviesan el sector costero y aquellas que se adentran en la ciudad. Las primeras, no cabe duda, se usan más bien para fines deportivos o recreativos, mientras que las segundas fueron diseñadas como una alternativa para el transporte, lo que parece no estar generando el impacto deseado.

Es claro que Iquique debe impulsar una serie de proyectos para avanzar hacia una vialidad moderna, ya que actualmente la ciudad luce muy atrasada respecto a los modos de transporte, donde pese a ser una ciudad más bien pequeña, turística y de buen clima, continúa primando el uso de vehículos particulares y para muchos el sistema público es más bien deficiente.

Con todo, es clave que se comience a diseñar un proyecto integral -y serio- que considere una correcta convivencia entre ciclistas, automovilistas y peatones, pero que no solo considere infraestructura, sino que también educación vial.

La capital regional tiene ahí un enorme desafío, que de prosperar no solo contribuirá al transporte, sino que también al turismo y a la imagen que Iquique proyecta al país.

"Es claro que Iquique debe impulsar una serie de proyectos para avanzar hacia una vialidad moderna".

El país inició su apertura económica desde 1974 con un proceso de reducción de aranceles con un promedio ponderado de 105%, que permitió establecer aranceles del 10% en 1979, para luego aumentarlos durante la crisis de deuda externa en 1982 (25,8%), y finalmente, a inicios de 1990, los aranceles registraban un 15%.

Actualmente mantiene un arancel nominal del 6% para todas las importaciones que provengan de países socios comerciales que no han establecido acuerdos de libre comercio, alcances parciales o complementación económica. Muchos de los países socios comerciales como China, Japón, Brasil, EE.UU. entre otros, poseen un promedio ponderado de aranceles inferiores al 0,7%, lo que implica la consolidación de la apertura en el marco de los acuerdos bilaterales.

Por otra parte, no es menos relevante la incidencia que han tenido los diversos acuerdos de libre comercio en Chile en el comportamiento de las exportaciones, especialmente si en 1992 se exportaba la suma de US$10.000 millones, aproximadamente para alcanzar una suma de US$ 68.900 durante el último año 2020.

Desde el punto de vista macroeconómico, las exportaciones cumplen un rol fundamental como componente del Producto Interno Bruto, donde existen socios comerciales estratégicos que inciden en el crecimiento del país y en consecuencia en su desarrollo. Sin embargo, existe un alto nivel de interdependencia con países socios estratégicos, especialmente Asia que participa con 57,2%. Destacan China con un 37,2% y Japón con 8,8%. Respecto de América, 28,4%, EE.UU. con 14% y Brasil 4,4%. Europa representa 12,6%. Holanda posee 1,9%, España 1,6%, todas estas participaciones registradas durante el 2020.

Situación muy distinta de lo que ocurría en 1990 donde Europa era el principal socio comercial de Chile con 40% de participación, América 31% y Asia con 28%, lo que implica que los acuerdos de libre comercio han incidido en el destino de las exportaciones y en el aumento de su volumen.

No obstante lo logrado, el cobre sigue siendo un factor importante dado que en las exportaciones de 1990, de un total de USS 8.522 millones, el cobre representaba la suma de US$ 3.569 (41,9%), es decir no cobre US$ 4.953 millones (58,1%). Para el año 2020, la composición y montos exportado fue de un total de US$ 68.903 millones, el cobre registró US$ 33.167 (48,1%) millones y no cobre de US$35.736 millones (51,9%).

"No es menos relevante la incidencia que han tenido los diversos acuerdos de libre comercio en Chile".

Dr. Héctor Varas M., Economista

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