Una historia de conciliación
En la historia existen eventos -que pasan desapercibidos- que definieron nuestra forma de ver el mundo. Sin embargo, la profundidad social que existe detrás es enormemente compleja. Uno de ellos ocurrió el 29 de noviembre de 1800, donde se establece por ley como unidad universal de medida de distancia al metro, siendo en la actualidad usada por casi todas las naciones del planeta. Todos tenemos cierta claridad de su definición, pero antes de este acontecimiento no existía un consenso para esta medida.
Desde el siglo XVII surgieron diferentes definiciones del metro. Todas similares entre sí, pero lo suficientemente dispares como para generar controversias. Buscando una definición universal, se propusieron diferentes mecanismos y modelos, pero debió pasar más de un siglo para lograrlo. A finales del siglo XVIII la Academia Francesa de las Ciencias sugiere definirlo como "La diez millonésima parte de la distancia entre el polo norte y la línea del ecuador". Esto cerraría esta distancia en un valor fijo de 10.000 km. Con el paso del tiempo, se concretó formalmente con la Comisión Internacional de Pesos y Medidas por medio de barras de platino e iridio que registraban el valor del metro y el kilogramo.
Uno podría preguntarse el por qué de tantas molestias para definir estos conceptos. Por simple que parezca, el definir estas unidades permitía tener claridad en el intercambio comercial, el cobro de impuestos y la adecuada ejecución de las leyes. En la actualidad esto no es muy diferente, además de la importancia que adquiere tener un lenguaje científico común con el desarrollo de la tecnología y el conocimiento. Su importancia es tal que desde finales del siglo XIX se desarrollan regularmente las Conferencias Generales de Pesas y Medidas para promulgar acuerdos metrológicos. Actualmente, el "Metro" está dada por la velocidad de la luz, el "Kilogramo" por medio de la Constante de Planck y el "Tiempo" por el decaimiento del átomo de cesio, aumentando la precisión y dando a lugar a los avances más recientes en las ciencias.
Esto es una muestra que la forma de hacer las cosas, incluso en ciencia, se logra por medio de acuerdos. Siempre teniendo en consideración al progreso y el crecimiento del conocimiento, dando espacio al diálogo y nuevas ideas. Con conciliación y paciencia, al igual que el metro, los grandes problemas de la sociedad de hoy podrían ser trivialidades en el futuro.
"La forma de hacer las cosas, incluso en ciencia, se logra por medio de acuerdos".
Pablo E. González Villarroel,, astrofísico, Universidad de Tarapacá. Explora Tarapacá