Quo imus?
Dejemos de pensar en el día a día, transitemos más allá. Cerremos los ojos e imaginemos un futuro para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos, para… ¡todos! Para unos, un futuro más abreviado, para otros, más extendido.
Quo imus? / ¿A dónde vamos? ¡Sí!, a dónde vamos.
No siempre somos los constructores de nuestros sueños, a veces estos son interrumpidos, a veces son suspendidos, sino controlados o dirigidos por manos que suspendidas en el aire mueven nuestras articulaciones. No somos completamente dueños de nuestros sueños. Pero podemos ser constructores de nuestros sueños, a veces se nos permite de manera plural.
Quo imus? / ¿A dónde vamos? Imaginé esta interrogante a semejanza de la tradicional Quo vadis? / ¿A dónde vas? ¿La recuerdan? Es el nombre de una película estadounidense de mediados del siglo veinte. Esta vez es, Quo imus? Una interrogante que nos atinge. ¿A dónde vamos? Cada cuatro años, antes cada seis, tenemos oportunidad de expresar, de acuerdo con planteamientos más o menos ideologizados, cuál será un nuevo escenario que mal que mal, mal que bien, contribuiremos a construir.
Quo imus? ¿Saben? ¿Sabemos?
¿Tiene cada uno de ustedes, tenemos cada uno de nosotros un ideario propio? Todos, to-dos somos, en tanto seres sociales, personas que tenemos ideas, somos portadoras de ellas, las hemos ido construyendo paso a paso desde nuestra cuna, desde nuestro origen y a través de nuestros particulares devenires. Hoy, somos la suma de todas esas circunstancias de nuestras vidas, querámoslo o no. Y, sí, es cierto, si estuviéramos en el trance de dirigir el país, tenemos ideas más o menos lúcidas de cómo dirigirlo.
Esta vez, según nuestros adeenes sociales tenemos mayores o menores coincidencias con los programas de Gobierno diseñados o propuestos. Aun así, Quo imus? Son cuatro años, no siempre tiempo suficiente para construir o edificar sueños con visos de permanencia o sostenimiento. A las ideas tenemos que añadir pragmatismo. Los sueños se deben construir esta vez y siempre con apego a la realidad, al ejercicio, a la práctica.
Para matizar, revisemos algunas expresiones idiomáticas que nos salen al paso: seamos realistas, seamos soñadores. Seamos soñadores, pidamos lo posible. Seamos realistas, soñemos lo imposible. Dejemos de ser realistas, seamos soñadores. ¡Qué intríngulis!, ¿no?, ¡qué intríngulis!
En consecuencia, resolvamos esto. Quo imus? / ¿A dónde vamos?
Propongo, en especial, en este tiempo, escuchar proactivamente, sí, aunque cueste, reflexionar (volverse sobre sí mismos), reflexionar otro poco más, apartarse quizás de la chimuchina (todo esto puede tomar unos días, y no tenemos tantos), y actuar, actuar en conciencia o, en consecuencia.
"Los sueños se deben construir esta vez y siempre con apego a la realidad".
Raúl Caamaño Matamala,, profesor Universidad Católica, de Temuco